miércoles, 3 de febrero de 2016

Los vientos a favor

"Paz a vosotros; como el Padre me ha enviado, así también yo os envío. Después de decir esto, sopló sobre ellos y les dijo: Recibid el Espíritu Santo." (Jn. 20, 21-22)


Son los vientos que te animan, te empujan o incluso te derriban. Son vientos que llevan al Sur de los más débiles para rescatarlos en su dignidad y su hambre. También son vientos que llevan al Norte de los más satisfechos para despertarlos del «no se puede hacer nada» y el «siempre se ha hecho así». Los vientos a favor con frecuencia se llevan los malos humos y las envidias que contaminan la jornada pero hay que saber reconocerlos bien, no sea que se lleven nuestras esperanzas.

Hay un gran Viento, el del Espíritu, que nos invita a sumar y a construir y se lleva los cargados nubarrones del día dejando en el cielo un azul intenso. Dios es viento a favor, cuando hacemos silencio y nos mece al ritmo de su baile; cuando nos empuja al prójimo para atender sus urgencias y nos llena la vida de alegría y evangelio.

¿Cómo está siendo Dios viento a favor?
¿Hacia qué latitudes me lleva el Viento de Dios?

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