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lunes, 4 de mayo de 2020

El pastor



Al final de una cena en un castillo inglés, un famoso actor de teatro entretenía a los huéspedes declamando textos de Shakespeare.

Después se ofreció a que le pidieran alguna pieza extra. Un tímido sacerdote preguntó al actor si conocía el salmo 22.

El actor respondió: ‘Sí, lo conozco, pero estoy dispuesto a recitarlo con una condición; que después lo recite usted’.

El sacerdote se sintió incómodo, pero accedió.

El actor hizo una bellísima interpretación, con una dicción perfecta: ‘El Señor es mi Pastor, nada me falta…’ Al final, los huéspedes aplaudieron vivamente.

Llegó el turno al sacerdote, que se levantó y, tras un momento de silencio y cerrando los ojos, recitó lentamente las mismas palabras del Salmo. Esta vez, cuando terminó, no hubo aplausos, sólo un profundo silencio y el inicio de lágrimas en algún rostro.

El actor se mantuvo en silencio unos instantes, después se levantó y dijo: ‘Señoras y señores, espero que se hayan dado cuenta de lo que ha sucedido esta noche: yo conocía el Salmo, pero este hombre conoce al Pastor.

ixcis.org


lunes, 20 de abril de 2020

Los árboles

Un rey fue hasta su jardín y descubrió que sus árboles, arbustos y flores se estaban muriendo.

El Roble le dijo que se moría porque no podía ser tan alto como el Pino. Volviéndose al Pino, lo halló caído porque no podía dar uvas como la Vid. Y la Vid se moría porque no podía florecer como la Rosa.

La Rosa lloraba porque no podía ser alta y sólida como el Roble. Entonces encontró una planta, una Fresia, floreciendo y más fresca que nunca. El rey preguntó:

- ¿Cómo es que creces saludable en medio de este jardín mustio y sombrío?

- No lo sé. Quizás sea porque siempre supuse que cuando me plantaste, querías fresias. Si hubieras querido un Roble o una Rosa, los habrías plantado. En aquel momento me dije: "Intentaré ser Fresia de la mejor manera que pueda".

Ahora es tu turno. Estás aquí para contribuir con tu fragancia. Simplemente mírate a ti mismo. No hay posibilidad de que seas otra persona. Puedes disfrutarlo y florecer regado con tu propia aceptación por ti, o puedes marchitarte en tu propia condena...

ixcis.org


viernes, 4 de octubre de 2019

La mejor medicina


Un médico sabio dijo:
"La mejor medicina es el amor y los cuidados".

Alguien le preguntó:
¿Y si no funciona?

Él sonrió y le contestó:
"Aumente la dosis".

ixcis.org


lunes, 20 de mayo de 2019

¿Cómo crecer?



Un rey fue hasta su jardín y descubrió que sus árboles, arbustos y flores se estaban muriendo.

El Roble le dijo que se moría porque no podía ser tan alto como el Pino.

Volviéndose al Pino, lo halló caído porque no podía dar uvas como la Vid. Y la Vid se moría porque no podía florecer como la Rosa.

La Rosa lloraba porque no podía ser alta y sólida como el Roble. Entonces encontró una planta, una fresia, floreciendo y más fresca que nunca.

El rey preguntó:

¿Cómo es que creces saludable en medio de este jardín mustio y sombrío?

No lo sé. Quizás sea porque siempre supuse que cuando me plantaste, querías fresias. Si hubieras querido un Roble o una Rosa, los habrías plantado. En aquel momento me dije: "Intentaré ser Fresia de la mejor manera que pueda".

Ahora es tu turno. Estás aquí para contribuir con tu fragancia. Simplemente mírate a vos mismo. No hay posibilidad de que seas otra persona.

Podes disfrutarlo y florecer regado con tu propio amor por vos, o podes marchitarte en tu propia condena...

Jorge Bucay


miércoles, 26 de septiembre de 2018

La pequeña parábola del silencio


"¿Qué aprendes en tu vida de silencio?". Preguntó el caminante a un monje. El monje, que en aquel momento estaba sacando agua de un pozo, le respondió: "Mira al fondo del pozo. ¿Qué ves?". El caminante obedeció la propuesta del solitario, y se asomó curioso al brocal del pozo. Después de observar bien respondió: "Sólo veo un poco de agua revuelta".

"Detente un instante en tu camino, hermano, -le dijo el monje- contempla silencioso y sereno el cielo y las montañas que rodean nuestro monasterio, y espera... ".

Tanto el monje como el caminante se entretuvieron contemplando en silencio durante un tiempo, que no se hizo largo, la belleza deslumbrante del entorno. El sol levante destacaba el perfil de las montañas en el fondo azul intenso del cielo.

"Hermano... vuelve ahora a mirar el pozo y dime: Qué ves?". "Ahora veo mi rostro reflejado en el espejo que me ofrece la serenidad del agua", contestó el caminante.

"Esto es, hermano, lo que yo aprendo en mi vida de silencio. Comencé reconociendo mi rostro reflejado en las aguas remansadas del pozo cada vez que me acercaba para llenar mi cántaro de agua. Después, poco a poco, fui descubriendo lo que hay más abajo de la superficie, hasta llegaba a entrever las pequeñas hierbas que crecen junto a las paredes excavadas al construir el pozo. Y en los días en los que la orientación de la luz del sol me lo permitía, y el agua estaba especialmente cristalina, llegué a ver las piedras del fondo y hasta los restos de un cántaro roto y olvidado que había caído hace años y quedó allí.

Me preguntabas qué aprendía en el silencio. Esta es mi respuesta: quiero descubrir la profundidad de mi alma, el rincón más hondo de mi corazón, y de mi propia vida. Vine al monasterio buscando a Dios, porque sabía que Él me envolvía con su presencia. Y cada vez voy comprobando con más claridad que Dios también está en lo más profundo del pozo, como alma que da sentido y color, luz y vida a todo aquel que se asoma al interior del propio pozo con el deseo de buscarlo".

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miércoles, 11 de abril de 2018

¿Dónde está la iluminación?


– ¿Dónde debo buscar la iluminación?
– Aquí.
– ¿Y cuándo tendrá lugar?
– Está teniendo lugar ahora mismo.
– Entonces, ¿por qué no la siento?
– Porque no miras.
– ¿Y en que debo fijarme?
– En nada. Simplemente mira.
– Mirar ¿qué?
– Cualquier cosa en la que se posen tus ojos.
– ¿Y debo mirar de alguna manera especial?
– No. Bastará con que mires normalmente.
– Pero ¿es que no miro siempre normalmente?
– No.
– ¿Por qué demonios...?
– Porque para mirar tienes que estar aquí, y casi siempre no lo estás.

Anthony de Mello

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viernes, 23 de marzo de 2018

La mejor cruz

Cuentan que un hombre un día le dijo a Jesús:

—Señor: ya estoy cansado de llevar la misma cruz en mi hombro, es muy pesada y muy grande para mi estatura.

Jesús amablemente le dijo:

—Si crees que es mucho para ti, entra en ese cuarto y elige la cruz que más se adapte a ti.

El hombre entró y vio una cruz pequeña, pero muy pesada, que se le encajaba en el hombro y le lastimaba, buscó otra, pero era muy grande y muy liviana y le hacía estorbo; tomó otra, pero era de un material que raspaba; buscó otra, y otra, y otra.... hasta que llegó a una que sintió que se adaptaba a él. Salió muy contento y dijo:

—Señor, he encontrado la que más se adapta a mí: muchas gracias por el cambio que me permitiste.

Jesús le mira sonriendo y le dice:

—No tienes nada que agradecer: has tomado exactamente la misma cruz que traías. Tu nombre está inscrito en ella. Mi Padre no permite más de lo que no puedas soportar, porque te ama y tiene un plan perfecto para tu vida.

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sábado, 24 de febrero de 2018

Un espejo en el desierto

Dice el aforismo: "Ten cuidado con cómo miras el mundo, porque el mundo será como lo mires". Y el poeta persa Rumi lo ilustra con un breve cuento sobre la historia de un hombre poco agraciado físicamente y que atravesó a pie el desierto.
En su travesía, el viajero vio algo que brillaba en la arena, se acercó y recogió entre sus manos una especie de pedazo de metal sucio. Lo limpió con sus dedos y resultó ser un trozo de espejo. Lo miró entre sorprendido y extrañado, ya que nunca antes había visto un espejo, y aunque se vio reflejado en él, no se reconoció.
–¡Que horror! –exclamó– ¡Qué feo! ¡No me extraña que lo hayan tirado!
Y arrojó de nuevo el espejo al suelo, prosiguiendo su camino.
(...)
Cuántas veces vemos en el otro lo que somos.
Cuántas veces el otro nos hace de espejo sin que seamos conscientes de ello.
Con cuánta frecuencia proyectamos al mundo lo que tenemos encima sin darnos cuenta.

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lunes, 29 de enero de 2018

El camino de la felicidad

Es la historia de un hombre que estaba harto de llorar. Miró a su alrededor y vio que tenía delante de sus ojos la felicidad. Estiró la mano y quería cogerla.

La felicidad era una flor. La cogió. Y nada más tenerla en su mano, la flor ya se había deshojado.

La felicidad era un rayo de sol. Levantó sus ojos para calentar su cara y enseguida una nube lo apagó.

La felicidad era una guitarra. La acarició con sus dedos, las cuerdas desafinaron.

Cuando al atardecer volvía a casa, el hombre seguía llorando.

A la mañana siguiente siguió buscando la felicidad. A la vera del camino había un niño que lloriqueaba. Para tranquilizarlo cogió una flor y se la dio. La fragancia de la flor perfumó a los dos.

Una pobre mujer temblaba de frío, cubierta con sus harapos. la llevó hasta el sol y también él se calentó.

Un grupo de niños cantaba. Él les acompañó con su guitarra. También él se deleitó con aquella melodía.



Al volver a casa de noche, el buen hombre sonreía de verdad. Había encontrado la felicidad.


E VIETINGHOF




viernes, 17 de noviembre de 2017

Un error en el cielo

Cierta vez, le pregunté a Ramesh, uno de mis maestros de la India.
-¿Por qué existen personas que salen fácilmente de los problemas más complicados, mientras que otras sufren por problemas muy pequeños, muriendo ahogadas en un vaso de agua?-
Él simplemente sonrió y me contó esta historia.

Era un sujeto que vivió amorosamente toda su vida. Cuando murió, todo el mundo dijo que se iría al cielo. Un hombre bondadoso como él solamente podría irse al Paraíso.
Ir al cielo no era tan importante para aquel hombre, pero igual él fue para allá.

En esa época, el cielo todavía no había tenido un programa de calidad total.
La recepción no funcionaba bien. La chica que lo recibió dio una mirada rápida a las fichas que tenía sobre el mostrador y como no vio el nombre de él en la lista, le orientó para ir al infierno.

En el infierno, usted sabe cómo es. Nadie exige credencial o invitación, cualquiera que llega es invitado a entrar. El sujeto entró allí y se fue quedando.

Algunos días después, Lucifer llegó furioso a las puertas del Paraíso para pedirle explicaciones a San Pedro.
-¡Esto es sabotaje! Nunca imaginé que fuese capaz de una bajeza semejante. ¡Eso que usted está haciendo es puro terrorismo!


Sin saber el motivo de tanta furia, San Pedro preguntó sorprendido, de que se trataba.

Lucifer, trastornado gritó:

-Usted mandó a ese sujeto al infierno y él está haciendo un verdadero desastre allí. El llegó escuchando a las personas, mirándolas a los ojos, conversando con ellas. Ahora, está todo el mundo dialogando, abrazándose, besándose. ¡El Infierno está insoportable, parece el Paraíso!
Y entonces hizo un pedido.

-Pedro, ¡Por favor, agarre a ese sujeto y tráigalo para acá!"

Cuando Ramesh terminó de contar esta historia me miró y dijo: -Vive con tanto amor en el corazón, que si por error fueses a parar al infierno, el propio demonio te lleve de vuelta al Paraíso.

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miércoles, 15 de febrero de 2017

Afilar el hacha


En cierta ocasión, un joven llegó a un campo de leñadores con el propósito de obtener trabajo. Habló con el responsable y éste, al ver el aspecto y la fortaleza de aquel joven, lo aceptó sin pensárselo y le dijo que podía empezar al día siguiente. 
Durante su primer día en la montaña trabajó duramente y cortó muchos árboles.
El segundo día trabajó tanto como el primero, pero su producción fue escasamente la mitad del primer día.
El tercer día se propuso mejorar su producción. Desde el primer momento golpeaba el hacha con toda su furia contra los árboles. Aun así, los resultados fueron nulos.
Cuando el leñador jefe se dio cuenta del escaso rendimiento del joven leñador, le preguntó:
-¿Cuándo fue la última vez que afilaste tu hacha?
El joven respondió:
-Realmente, no he tenido tiempo... He estado demasiado ocupado cortando árboles...
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jueves, 23 de junio de 2016

Ubuntu



Un antropólogo propuso un juego a los niños de una tribu africana. Puso una canasta llena de frutas cerca de un árbol y le dijo a los niños que aquel que llegara primero ganaría todas las frutas.
  
Cuando dio la señal para que corrieran, todos los niños se tomaron de las manos y corrieron juntos, después se sentaron juntos a disfrutar del premio.

Cuando él les preguntó por qué habían corrido así, si uno solo podía ganar todas las frutas, le respondieron: UBUNTU, ¿cómo uno de nosotros podría estar feliz si todos los demás están tristes?

UBUNTU, en la cultura Xhosa significa: "Yo soy porque nosotros somos."

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jueves, 9 de junio de 2016

¿Por qué gritamos?


Un día preguntó un sabio a sus amigos lo siguiente:
¿Por qué la gente se grita cuando están enojados? 
Los hombres pensaron unos momentos:
- Porque perdemos la calma – dijo uno – por eso gritamos.
Pero ¿por qué gritar cuando la otra persona está a tu lado?, preguntó el sabio. ¿No es posible hablarle en voz baja? ¿Por qué gritas a una persona cuando estás enojado?

Los hombres dieron algunas otras respuestas pero ninguna de ellas satisfacía al sabio. Finalmente él explicó:

Cuando dos personas están enojadas, sus corazones se alejan mucho. Para cubrir esa distancia deben gritar, para poder escucharse. Mientras más enojados estén, más fuerte tendrán que gritar para escucharse uno a otro a través de esa gran distancia.

Luego el sabio preguntó: - ¿Qué sucede cuando dos personas se enamoran? Ellos no se gritan sino que se hablan suavemente, ¿por qué? Sus corazones están muy cerca. La distancia entre ellos es muy pequeña.

El sabio continuó:

- Cuando se enamoran más aún, ¿qué sucede? No hablan, sólo susurran y se vuelven aun más cerca en su amor. Finalmente no necesitan siquiera susurrar, sólo se miran y eso es todo. Así es cuan cerca están dos personas cuando se aman.

Luego el sabio dijo: - Cuando discutan no dejen que sus corazones se alejen, no digan palabras que los distancien más, llegará un día en que la distancia sea tanta que no encontrarán más el camino de regreso.

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martes, 15 de marzo de 2016

Los hermanos y el rio

Esta es la historia de un par de hermanos que vivieron juntos y en armonía por muchos años. Ellos vivían en granjas separadas, pero un día cayeron en un conflicto. Este fue el primer problema serio que tenían en cuarenta años de cultivar juntos hombro a hombro, compartiendo maquinaria e intercambiando cosechas y bienes en forma continua.

Comenzó con un pequeño malentendido y fue creciendo hasta que explotó en un intercambio de palabras amargas seguido de semanas de silencio.

Una mañana alguien llamó a la puerta de Luís. Al abrir la puerta, encontró a un hombre con herramientas de carpintero.

- "Estoy buscando trabajo por unos días", dijo el extraño, "quizás usted requiera algunas pequeñas reparaciones aquí en su granja y yo pueda ser de ayuda en eso".

-"Sí", dijo el mayor de los hermanos, "tengo un trabajo para usted. Mire al otro lado del arroyo, en aquella granja vive mi vecino, bueno, de hecho es mi hermano menor. La semana pasada había una hermosa pradera entre nosotros pero él desvío el cauce del arroyo para que quedara entre nosotros. Él pudo haber hecho esto para enfurecerme, pero le voy a hacer una mejor. ¿Ve usted aquella pila de desechos de madera junto al granero? Quiero que construya una cerca de dos metros de alto, no quiero verlo nunca más."

El carpintero le dijo: "creo que comprendo la situación".

El hermano mayor le ayudó al carpintero a reunir todos los materiales y dejó la granja por el resto del día para ir por provisiones al pueblo.

Cerca del ocaso, cuando el granjero regresó, el carpintero justo había terminado su trabajo. El granjero quedó con los ojos completamente abiertos, su quijada cayó. No había ninguna cerca de dos metros. En su lugar había un puente que unía las dos granjas a través del arroyo. Era una fina pieza de arte, con todo y pasamanos.

En ese momento, su vecino, su hermano menor, vino desde su granja y abrazando a su hermano mayor le dijo:

-"Eres un gran tipo, ¡mira que construir este hermoso puente después de lo que he hecho y dicho!".

Estaban en su reconciliación los dos hermanos, cuando vieron que el carpintero tomaba sus herramientas.

-"No, espera". "Quédate unos cuantos días, tengo muchos proyectos para ti", le dijo el hermano mayor al carpintero.

- "Me gustaría quedarme", dijo el carpintero, "pero tengo muchos puentes por construir".

Muchas veces dejamos que los malentendidos o enojos nos alejen de la gente que queremos, muchas veces permitimos que el orgullo se anteponga a los sentimientos.

No permitas que un pequeño desliz malogre una gran amistad...

Recuerda que el silencio a veces es la mejor respuesta...

Una casa feliz es lo que más importa. Haz todo lo que esté a tu alcance para crear un ambiente en armonía.

Recuerda que la mejor relación es aquella donde el amor entre dos personas es mayor que la necesidad que ellas tienen una por la otra.


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jueves, 28 de enero de 2016

El amor y la guerra

Entre dos países vecinos la guerra se había hecho inevitable. Por ambas partes los señores feudales decidieron enviar espías para averiguar los puntos más débiles de la frontera del enemigo.
Tras un tiempo, los espías retornaron e informaron lo mismo por ambas parte, en toda la frontera había solamente un lugar adecuado para penetrar en el territorio del enemigo.

- Allí vive -dijeron- un pequeño pero laborioso campesino en una pequeña casa con su encantadora esposa. Están muy enamorados. Y se dice que son el matrimonio más feliz del mundo. Tienen un hijo. Si nosotros invadimos por medio de sus tierras, estropearemos su felicidad. Por consiguiente, no puede haber guerra.
Los señores entendieron los motivos y es obvio que no hubo guerra.


Reflexionemos...
-Esto es un sueño más que una realidad. Pero todavía soñamos con que la paz de unos pocos se pueda contagiar a muchos.
- Soñamos también con que los poderosos puedan descubrir los motivos sencillos que puedan librarnos de la guerra... 
- En realidad se anteponen los intereses colectivos -que muchas veces encubren intereses disfrazados de los importantes- a los derechos personales.

Extraído de "Parábolas en son de Paz" .
Herminio Otero (Ed. CCS)

viernes, 22 de enero de 2016

¿Por qué estamos juntos?



Todos los maestros dicen que el tesoro espiritual es un descubrimiento solitario. Entonces, ¿por qué estamos juntos? - preguntó uno de los discípulos.
-Estáis juntos porque un bosque siempre es más fuerte que un árbol solitario -respondió el maestro-. El bosque mantiene la unidad, resiste mejor un huracán, ayuda al suelo a ser fértil.
Pero lo que hace al árbol fuerte es su raíz. 
Y la raíz de una planta no puede ayudar a otra planta a crecer.
“Estar juntos en el mismo propósito y dejar que cada uno crezca a su manera. Éste es el camino de los que desean comulgar con Dios”.


lunes, 11 de enero de 2016

El anillo del rey


En un antiguo reino el rey dijo a los sabios de la corte: “He encargado un precioso anillo. Tengo un excelente diamante, y quiero guardar dentro del anillo algún mensaje que pueda ayudarme en momentos de desesperación total, y que ayude también a mis herederos, y a los herederos de mis herederos, para siempre. Tiene que ser un mensaje escueto”.
Sus oyentes eran eruditos, pero componer el mensaje que les encargaba el rey era todo un reto y tras muchas cavilaciones no se les ocurría nada. El monarca consultó también con un viejo y fiel sirviente, por el que sentía un inmenso respeto. Este le dijo: “No soy sabio ni erudito, pero conozco un mensaje. Durante mi larga vida en palacio me encontré con todo tipo de gente, entre ellos un místico invitado de su padre. Cuando se iba, como gesto de agradecimiento, me dio este mensaje”. El anciano lo escribió en un diminuto papel, lo dobló y se lo entregó al rey. “Pero no lo lea”, añadió. “Ábralo solo cuando todo lo demás haya fracasado, cuando no le encuentres salida a una situación”.

Ese momento no tardó en llegar. Su territorio fue invadido y el rey perdió el trono. Huía perseguido a caballo y había tomado un camino sin salida. De repente, se acordó del anillo. Lo abrió, sacó el papel y encontró el pequeño mensaje: “Esto también pasará”. Sintió como un silencio poderoso se cernía sobre él. Ya no escuchaba el trote de los caballos enemigos. Estaba profundamente agradecido a su sirviente y al desconocido místico, pues aquellas palabras habían resultado milagrosas. Dobló el papel y lo guardó de nuevo en el anillo. Después, reunió a sus ejércitos y reconquistó el reino.

El día de su regreso victorioso a la capital había una gran celebración. El anciano iba a su lado y le dijo: “Señor, lee nuevamente el mensaje del anillo”. “¿Qué quieres decir?”, preguntó el rey. “Ahora estoy victorioso, la gente celebra mi vuelta, no me hallo desesperado”. El anciano le respondió: “Este mensaje no es solo para situaciones desesperadas, también para las placenteras. No solo para cuando estés derrotado sino también cuando has triunfado. No solo para cuando eres el último sino también cuando eres primero”. El rey abrió el anillo y leyó el mensaje: “Esto también pasará”. En medio de la muchedumbre que celebraba y bailaba sintió la misma paz y el mismo silencio a su alrededor que en el bosque. Su orgullo había desaparecido y entonces entendió bien el mensaje. “Recuerda que todo pasa”, le dijo el anciano. “Ninguna situación, ni ninguna emoción son permanentes. Como el día y la noche, hay momentos de alegría y tristeza. Acéptalos como parte de la dualidad de la naturaleza, porque son esencia de la misma cosa”.

Extraído de ixcis.org


martes, 17 de noviembre de 2015

La fábula del lápiz

El niño miraba a la abuela escribir una carta. En un momento dado, le preguntó:

-Abuela, ¿estás escribiendo una historia que nos sucedió a nosotros? ¿Es, por casualidad, una historia sobre mí?

La abuela dejó de escribir, sonrió y le comentó al nieto:

-Estoy escribiendo sobre ti, es verdad. Ahora bien, más importante que las palabras es el lápiz que estoy usando. Me gustaría que tú fueras como él, cuando crezcas.

El niño miró el lápiz, intrigado, y no vio nada especial.

-¡Pero si es igual a todos los lápices que he visto en mi vida!

-Todo depende de cómo mires las cosas.
Hay cinco cualidades en él que, si consigues conservarlas, te harán siempre una persona en paz con el mundo.

PRIMERA CUALIDAD: Puedes hacer grandes cosas, pero no debes olvidar nunca que existe una mano que guía tus pasos. A esa mano la llamamos Dios y Él debe conducirte siempre en la dirección de su voluntad.

SEGUNDA CUALIDAD: De vez en cuando necesito dejar de escribir y usar el sacapuntas. Con eso, el lápiz sufre un poco, pero al final está más afilado. Por tanto, has de saber soportar algunos dolores, porque te harán ser una persona mejor.

TERCERA CUALIDAD: El lápiz siempre permite que usemos una goma para borrar los errores. Debes entender que corregir una cosa que hemos hecho no es necesariamente algo malo, sino algo importante para mantenernos en el camino de la justicia.

CUARTA CUALIDAD: Lo que realmente importa en el lápiz no es la madera ni su forma exterior, sino el grafito que lleva dentro. Por tanto, cuida siempre lo que ocurre dentro de ti.

Por último, la QUINTA CUALIDAD del lápiz: Siempre deja una marca. Del mismo modo, has de saber que todo lo que hagas en la vida dejará huellas. Por eso, procura ser consciente de todas tus acciones.

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jueves, 12 de noviembre de 2015

Los obstáculos en nuestro camino


Hace mucho tiempo, un rey colocó una gran roca obstaculizando un camino. Entonces se escondió y miró para ver si alguien quitaba la tremenda roca. Algunos de los comerciantes más adinerados del reino y cortesanos vinieron y simplemente le dieron una vuelta. Muchos culparon al rey ruidosamente de no mantener los caminos despejados, pero ninguno hizo algo para sacar la piedra grande del camino.

Entonces un campesino vino, y llevaba una carga de verduras. Al aproximarse a la roca, el campesino puso su carga en el piso y trató de mover la roca a un lado del camino. Después de empujar y fatigarse mucho, lo logró. Mientras recogía su carga de vegetales, él notó una cartera en el piso, justo donde había estado la roca. La cartera contenía muchas monedas de oro y una nota del mismo rey indicando que el oro era para la persona que removiera la piedra del camino.

El campesino aprendió lo que los otros nunca entendieron. Cada obstáculo presenta una  oportunidad para mejorar la condición de uno.

Si alguna vez caes levántate y sigue adelante.


jueves, 29 de octubre de 2015

La leyenda del arco iris

La leyenda del arco iris
Cuentan que hace mucho tiempo los colores empezaron a pelearse. Cada uno proclamaba que él era el más importante, el más útil, el favorito.
El verde dijo: “Sin duda, yo soy el más importante. Soy el signo de la vida y la esperanza. Me han escogido para la hierba, los árboles, las hojas. Sin mí todos los animales morirían. Mirad alrededor y veréis que estoy en la mayoría de las cosas”.

El azul interrumpió: “Tú sólo piensas en la tierra, pero considera el cielo y el mar. El agua es la base de la Vida y son las nubes las que la absorben del mar azul. El cielo da espacio, y paz y serenidad. Sin mi paz no seríais más que aficionados.

El amarillo soltó una risita: “¡Vosotros sois tan serios! Yo traigo al mundo risas, alegría y calor. El sol es amarillo, la luna es amarilla, las estrellas son amarillas. Cada vez que miráis a un girasol, el mundo entero comienza a sonreír. Sin mí no habría alegría”.

A continuación tornó la palabra el naranja: “Yo soy el color de la salud y de la fuerza. Puedo ser poco frecuente pero soy precioso para las necesidades internas de la vida humana. Yo transporto las vitaminas más importantes. Pensad en las zanahorias, las calabazas, las naranjas, los mangos y papayas. No estoy, todo el tiempo dando vueltas, pero cuando coloreo el cielo en el amanecer o en el crepúsculo mi belleza es tan impresionante que nadie piensa en vosotros”.

El rojo no podía contenerse por más tiempo y saltó: “yo soy el color del valor y del peligro. Estoy dispuesto a luchar por una causa. Traigo fuego a la sangre. Sin mí la tierra estaría vacía como la luna. Soy el color de la pasión y del amor; de la rosa roja, la flor de pascua y la amapola”.

El púrpura enrojeció con toda su fuerza. Era muy alto y habló con gran pompa: “Soy el color de la realeza y del poder. Reyes, jefes de Estado, obispos, me han escogido siempre, porque soy el signo de la autoridad y de la sabiduría. La gente no me cuestiona; me escucha y me obedece”.

El añil habló mucho más tranquilamente que los otros, pero con igual determinación: “Pensad en mí. Soy el color del silencio. Raramente repararéis en mí, pero sin mí todos seríais superficiales. Represento el pensamiento y la reflexión, el crepúsculo y las aguas profundas. Me necesitáis para el equilibrio y el contraste, la oración y la paz interior.

Así fue cómo los colores estuvieron presumiendo, cada uno convencido de que él era el mejor. Su querella se hizo más y más ruidosa. De repente, apareció un resplandor de luz blanca y brillante. Había relámpagos que retumbaban con estrépito. La lluvia empezó a caer a cántaros, implacablemente. Los colores comenzaron a acurrucarse con miedo, acercándose unos a otros buscando protección.

La lluvia habló: “Estáis locos, colores, luchando contra vosotros mismos, intentando cada uno dominar al resto. ¿No sabéis que Dios os ha hecho a todos? Cada uno para un objetivo especial, único, diferente. Él os amó a todos. Juntad vuestras manos y venid conmigo”.

Dios quiere extenderos a través del mundo en un gran arco de color, como recuerdo de que os ama a todos, de que podéis vivir juntos en paz, como promesa de que está con vosotros, como señal de esperanza para el mañana”. Y así fue como Dios usó la lluvia para lavar el mundo. Y puso el arco iris en el cielo para que, cuando lo veáis, os acordéis de que tenéis que teneros en cuenta unos a otros.

Extraído de www.ixcis.org