Oraciones


             ACTUAR EN LO CONCRETO            




Tú que, sin mirar atrás, quieres seguir a Cristo, prepárate, mediante una vida bien simple, a luchar con un corazón reconciliado.
Allí donde estés, no temas la lucha a favor de los oprimidos, creyentes o no. La búsqueda de la justicia urge a una vida de solidaridad concreta con los más pobres… La palabra, ella sola, puede convertirse en una droga.
Cueste lo que cueste, prepárate también a la lucha dentro de ti mismo, para ser hallado fiel a Cristo hasta la muerte. A través de esta continuidad de toda una existencia se construye en ti una unidad interior que permite franquearlo todo.
Luchar con un corazón reconciliado supone mantenerse firme en medio de las tensiones más fuertes. Lejos de ahogar tus energías, semejante lucha te invita a concentrar todas tus fuerzas vivas.
Tus intenciones serán tal vez desfiguradas. Si rehúsas perdonar, si rehúsas la reconciliación, ¿qué reflejas de Cristo? ¡Qué tiniebla en tu interior, si no hay una oración por tu adversario! Si pierdes la misericordia, lo has perdido todo.
Solo, no puedes gran cosa por el otro. Pero juntos, en comunidad, atravesados por el soplo del amor de Cristo, se abre ese pasaje que va de la aridez a la creación común. Y cuando una comunidad es fermento de reconciliación en esta comunión que es la Iglesia, lo imposible se vuelve posible.
Intentas ser levadura en la masa, tratas de amar a la Iglesia, y chocas a menudo con divisiones internas que van hasta desgarrar los miembros del cuerpo de Cristo, su Iglesia. Lo que caracteriza a los que buscan la reconciliación es que, en pos de Cristo, desean, no abolir, sino dar cumplimiento, no exhortar, sino comprender. Permanecen dentro, hasta que se transfiguren las mismas fragilidades de la Iglesia.
Frente a las divisiones y las rivalidades que inmovilizan, nada tan esencial como ponerse en marcha para visitarse, escucharse unos a otros, y celebrar juntos el misterio pascual.
Cuando surge el miedo a ser criticado, tu reacción espontánea para protegerte puede ser la de tomar la delantera criticando tú primero. ¿Emplearías el arma tan poco evangélica de la mala conciencia para obtener algo de tu interlocutor? Procura comprender al otro en esa confianza esencial del corazón, la inteligencia vendrá después.
En vez de encender fuegos de paja, da tu vida hasta el fin; día tras día, ella irá convirtiéndose en creación con Dios. Cuanto más avances en una comunión con Cristo, más serás impulsado a actuar en lo concreto.
“Florecerán tus desiertos” (Hno. Roger)



ALÉGRENSE – PREOCÚPENSE    ( https://www.youtube.com/watch?v=_gM04OwERC4 )

Está surgiendo voces escondidas,
están amaneciendo otras verdades…
Se acercan con antorchas encendidas,
iluminando nuestras ciudades.

Son fruto de la paz y de las guerras,
son signo de incalculable valor…
Son hombres y mujeres de esta tierra,
son mis iguales, son lo que yo.

Alégrense los que creen en los demás,
los que se dejan por otros la piel.
Preocúpense los que acumulan bienestar,
los que buscan el poder.
Alégrense los que construyen la verdad,
los que soñaron un mundo al revés.
Preocúpense los que no quieren dialogar,
los que no saben ceder.

Están subiendo porque somos Norte,
se están quedando porque “aquí es mejor”…
Entraron sin sellar el pasaporte,
pero trajeron su corazón.

No son testigos mudos, sin memoria;
ni son el lastre de nuestra inflación…
Son parte trascendente de la Historia.
No son problema… son solución.

Alégrense los que creen en los demás…

Preocúpense, preocúpense los que “son alguien” … preocúpense.
Preocúpense, preocúpense los intachables… preocúpense.
Preocúpense, preocúpense los que no lloran… preocúpense.
Preocúpense, preocúpense los que atesoran… preocúpense.
Alégrense, alégrense los excluídos… alégrense.
Alégrense, alégrense los perseguidos... alégrense.
Alégrense, alégrense los que confían… alégrense.
Alégrense, alégrense los que se fían… alégrense.

Preocúpense los empresarios que pagan salarios de risa y de hiel.
Alégrense los voluntarios si son solidarios, estén donde estén.
Preocúpense los puritanos, que lavan sus manos cumpliendo la Ley.
Alégrense los compañeros que siempre estuvieron, con dudas o fe.
Alégrense los humanistas, los gays, los artistas, la gente de bien…
Alégrense y hasta la vista y perdonen que insista… ustedes también.

Alégrense, alégrense...




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ORACIÓN COMUNITARIA


  1. ORACIÓN PREPARATORIA:

Hoy celebramos la Fiesta de Sta. Teresa del Niño Jesús, patrona de las misiones junto a S. Francisco Javier. Es patrona de las misiones pese a no haber abandonado nunca el convento, pero siempre rezaba por los misioneros y siempre fue su deseo ardiente el serlo hasta en los últimos confines de la tierra.

En su vida dio gran valor a la oración y a los pequeños actos. Destaca sobre todo en su espiritualidad lo que ella llamó "la pequeña vía" o "el pequeño caminito" que consiste en hacer hasta las cosas más pequeñas e insignificantes por amor a Dios.

También proclama que hay que entregarse a los brazos de Dios como un niño, es decir, con gran inocencia, humildad, confianza en su misericordia y conocimiento de nuestra pobreza que nos lleva a sólo estar completamente sostenidos por la gracia de Dios: "El que se haga pequeño, como un niño, es el más grande en el Reino de Dios" (Mt 18, 4).

Su doctrina habla de que son los sencillos actos, hechos con amor, el camino hacia la santificación: «La santidad no consiste en esta o la otra práctica, sino en una disposición del corazón que nos hace humildes y pequeños entre los brazos de Dios, conscientes de nuestra flaqueza y confiados hasta la audacia en su bondad de Padre.»


  1. PETICIÓN:

Padre amoroso, Tú que nos has llamado por nuestro nombre, Tú que nos elegiste antes de que naciéramos, sigue acompañándonos en nuestra vida y nuestras misiones concretas; envíanos tu Espíritu para que, de tu mano, podamos seguir siendo sal de la tierra y luz del mundo, como Sta Teresa lo fue.


  1. TEXTO PARA LA ORACIÓN

La propuesta es vivir en un nivel superior, pero no con menor intensidad: “la vida se acrecienta dándola y se debilita en el aislamiento y la comodidad. De hecho los que más disfrutan de la vida son los que dejan la seguridad de la orilla y se apasionan en la misión de comunicar la vida a los demás”. Cuando la Iglesia convoca a la tarea evangelizadora, no hace más que indicar a los cristianos el verdadero dinamismo de la realización personal: “Aquí descubrimos otra ley profunda de la realidad: que la vida se alcanza y madura a medida que se la entrega para dar vida a los otros. Eso es en definitiva la misión”. Por consiguiente un evangelizador no debería tener permanentemente cara de funeral. Recobremos y acrecentemos el fervor, “la dulce y confortadora alegría de evangelizar, incluso cuando hay que sembrar entre lágrimas (…) y ojalá el mundo actual- que busca a veces con angustia, a veces con esperanza- pueda así recibir la Buena Nueva, no a través de evangelizadores tristes y desalentados, impacientes o ansiosos, sino a través de ministros del Evangelio, cuya vida irradia el fervor de quienes han recibido, ante todo en sí mismos la alegría de Cristo.”

(De la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium del Papa Francisco)


  
  1. PREGUNTAS PARA LA REFLEXIÓN PERSONAL.

S. Francisco Javier y Sta. Teresa del Niño Jesús, ambos son patronos de las misiones: dos modos radicalmente opuestos de “ser y estar” en la Iglesia.  A lo mejor quieres ser S. Francisco Javier (estar en la frontera), pero ahora te toca ser Sta. Teresa y permanecer en el convento…  Recuerda que así como la misión de Cristo no fue sólo lo que Él hizo, sino también lo que Él vivió; nuestra misión no es sólo lo que hacemos, sino también lo que vivimos:

-¿Me doy cuenta de que todo en mi vida es misión?, ¿vivo con radicalidad apostólica lo cotidiano?

-¿Me doy cuenta de qué toda mi vida es testimonio para los demás? La fe se contagia con mi servicio, mi alegría, el amor que ponga en cada cosa que hago.

-¿Confío en que no todo depende de mí y me siento totalmente sostenido por la gracia de Dios?


  1. MOMENTO PARA COMPARTIR QUIEN LO DESEE.


  1. CANCIÓN FINAL: “FIELES” (Maite López) (https://www.youtube.com/watch?v=TfufVENLdvs)


Haznos fieles a Ti, fieles a tu Palabra, fieles a tu voz, a tu voluntad, fieles a tu Evangelio, a la Buena Noticia, haznos fieles como eres Tú (bis).

Fieles, fieles, cuando es de día y de noche también.
Fieles, fieles, a tu lado, contigo, por Ti, para Ti, en la calma y en la tempestad.

Haznos fieles al sur, fieles a los pequeños, fieles en la lucha por un mundo mejor, fieles a los pobres, a los excluidos, haznos fieles como eres Tú (bis).

Fieles, fieles, cuando es de día y de noche también.
Fieles, fieles, a tu lado, contigo, por Ti, para Ti, en la calma y en la tempestad.

Haznos fieles al pan, fieles a tu cuerpo, fieles a este vino, a la Comunión, fieles sin complejos, fieles apasionados, haznos fieles como eres Tú (bis).

Fieles, fieles, cuando es de día y de noche también.

Fieles, fieles, a tu lado, contigo, por Ti, para Ti, en la calma y en la tempestad.





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ORACIÓN COMUNIDAD

La oración es una disposición interna para descubrir la presencia del Espíritu en nuestra vida y dejarnos conducir por Él, sabiendo que Dios nos guía hacia la vida plena desde la historia.

Tranquilizarme, pacificarme. Tomarme el tiempo necesario para dejar a un lado los problemas. Los problemas ahí están, la oración no los eliminará ni me aislará o evitará vivir las cosas que la misma vida trae consigo, pero la oración si puede ayudarme a ver los problemas con otros ojos, desde otra perspectiva, la de mi Señor.
Así pues, démonos este tiempo. Respiremos profundamente, sintamos cómo el aire pasa por nuestra nariz, por la tráquea, cómo llena los pulmones y del mismo modo, sintamos cómo nos vamos vaciando de él.
San Ignacio de Loyola, en sus Ejercicios Espirituales, nos invita a que iniciemos cada contemplación o reflexión que vayamos a hacer, con una oración preparatoria, que siempre es la misma:
Te pido tu gracia Dios, mi Señor, para que todas mis intenciones, acciones y operaciones se ordenen puramente para el servicio y alabanza de tu divina majestad."

Del santo Evangelio según san Juan 8, 1-11

En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo, y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba.
Los escribas y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio, y, colocándola en medio, le dijeron: "Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué dices?"
Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo.
Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo.
Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: "El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra."
E inclinándose otra vez, siguió escribiendo.
Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos.
Y quedó sólo Jesús, con la mujer, en medio, que seguía allí delante. Jesús se incorporó y le preguntó: "Mujer, ¿dónde están tus acusadores?; ¿ninguno te ha condenado?" Ella contestó: "Ninguno, Señor."
Jesús dijo: "Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más."
Palabra del Señor

Canto: "La misericordia de Señor cada día cantaré"

Para esta oración pidamos al Señor que, así como Él nos ha perdonado y nos perdona, que así también nosotros perdonemos y amemos. Pidamos al Señor que así como Él hace justicia, así lo hagamos nosotros, no por la ley, sino por el amor. Pidamos al Señor que nos siga acrecentando esa capacidad de indignarnos ante las injusticias, pero que nuestro sentimiento no sólo se quede en un coraje, en una charla de sobremesa, sino en un modo y en un estilo de vida y de actuación en ella, en un modo de ser hombre, de ser mujer y de ser cristianos.
CON LA FAMILIA: Y ahí entran padres, parejas, hijos, hermanos, comunidad... A veces son motivo de preocupaciones, y otras veces fuente de calma. A veces es donde tengo que gastar las fuerzas, y otras donde las repongo. Pero hoy solo quiero darte las gracias por ellos. Sentir que soy mi carne, mi tierra, mi gente, y pedirte por ellos.
CON LA COMUNIDAD: Gracias, Señor, por su presencia y su cariño. Porque con ellos puedo compartir, reirme, llorar, trabajar... Porque son quienes con su palabra y su silencio, su paciencia y su cuidado, me hacen sentir seguro.
CON LA GENTE: Mirando al mundo a veces me canso. Me fatigan las tareas pendientes, las heridas, lo que no funciona... pero creo que también es importante aprender a mirar a lo que es, en el mundo, fuente de vida. La buena gente, que con su testimonio me enseña lo que es vivir de verdad. Quien pasa por tu lado sin darse importancia. Quien cree. Quien comparte humor, ternura, humanidad....
CON LA ORACIÓN: Señor, sé tú mi fuerza, el manantial de mi esperanza. Renuévame las fuerzas si me faltan. Mantén viva la llama de la ilusión, de los sueños, del evangelio, de la alegría verdadera, esa que tú puedes encender. Ayúdame a encontrarte, en el silencio, al pensar en tu palabra, contemplar tu vida, escuchar tu mensaje...
Y SOBRETODO CON BUEN HUMOR: Cada vez que me pueda la vida, que me vuelva huraño, que me sienta vencido, enséñame a sonreír el doble. Cada vez que me sienta el centro de los dramas, ayúdame a mirar con ternura, mi propia pequeñez. Cada vez que un yo se sienta agobiado, deja que me ría. Cada vez que de mis labios quieran brotar protestas, pon un canto alegre en mi boca. Que me ría, con otros, por todo lo que podemos hacer...
"Estad alegres en el Señor, os lo repito: Estad alegres" (Flp4,4)
Momento para compartir
Canto: Estad siempre alegres, alegres en el Señor



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Grupo joven
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ORACIÓN

Esto te decimos
Dios, amigo nuestro, así te decimos:

Danos entusiasmo para buscar
la verdad donde se encuentre.

Danos resignación para aceptar
nuestras propias limitaciones.

Danos coraje para luchar
cuando todo nos salga mal.
Danos lucidez para admitir la verdad,
sin que nadie nos la imponga.

Danos fuerza para preferir
lo difícil a lo fácil.

Danos valor para rechazar
lo vulgar y lo rastrero.

Danos valentía para luchar
contra nuestra apatía y desgana.

Esto te decimos, Dios, amigo nuestro.




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Grupo joven-->

Hola Señor

Hola, Jesús
Tú conoces mis ilusiones
y ganas de hacer algo.
Tu ves mis energías y posibilidades.

A veces tengo ganas de comerme el mundo
y demostrar que yo también valgo.
Sé que para ti valgo mucho,
Y esto me anima enormemente.
Gracias, porque confías en mí.

Pero Tú conoces mis limitaciones y defectos.
No puedo ni quiero engañarte, sería ridículo.

Ves mis ganas de lucirme y llamar la atención.
Sabes de mi comodidad,
mi egoísmo y mi vagancia.
Conoces mis dificultades,
Te das cuenta cuando no soy sincero.

Ayúdame.
No dejes que las posibilidades encerradas en mí,
queden ahogadas por estas debilidades.
No dejes que me venzan mis fallos y mis faltas.
Al contrario, ayúdame a vencer.
Ayúdame a vencerme.
Gracias por tu ayuda. Confío en Ti, Jesús.


TE INVITO A ENCONTRAR UN TESORO

La estatua del Buda de barro alcanzaba casi tres metros de altura. Durante generaciones había sido considerada sagrada por los habitantes del lugar.

Un día, debido al crecimiento de la ciudad, decidieron trasladarla a un sitio más apropiado.
Esta delicada tarea le fue encomendada a un reconocido monje, quien, después de planificar detenidamente, comenzó su misión.
 
Fue tan mala su fortuna que, al mover la estatua, ésta se deslizó y cayó, agrietándose en varias partes. Compungidos, el monje y su equipo decidieron pasar la noche meditando sobre las alternativas. Fueron unas horas largas, oscuras y lluviosas. El monje, en vez de desesperarse, se enfocó en encontrar una salida. De repente, al observar la escultura resquebrajada, cayó en cuenta que la luz de su vela se reflejaba a través de las grietas de la estatua. Pensó que eran las gotas de lluvia. Se acercó a la grieta y observó que detrás del barro había algo, pero no estaba seguro de que. Lo consultó con sus colegas y decidió tomar un riesgo que parecía una locura.

  Pidió un martillo y comenzó a romper el barro, descubriendo que debajo se escondía un Buda de oro sólido de casi tres metros de altura.
  
Durante siglos este hermoso tesoro había sido cubierto por el ordinario barro. Los historiadores hallaron pruebas que demostraban que, en una época, el pueblo iba a ser atacado por bandidos. Los pobladores, para proteger su tesoro, lo cubrieron con barro para que pareciera común y ordinario. El pueblo fue atacado y saqueado, pero el Buda fue ignorado por los bandidos.
  
Después, los sobrevivientes pensaron que era mejor seguir ocultándolo detrás del barro. Con el tiempo, la gente comenzó a pensar que el Buda de Oro era una leyenda o un invento de los viejos. Hasta que, finalmente, todos olvidaron el verdadero tesoro porque pensaron que algo tan hermoso no podía ser cierto.
  
Tus tesoros son tu capacidad de dar, disfrutar, agradecer, reír; de perdonar, de soñar en grande, de pasar por encima de las pequeñeces y de valorar en ti mismo y en los otros lo que verdaderamente es importante. 
 
Arriésgate a ver tu vida a través del barro y te darás cuenta de que eres un tesoro rodeado de riquezas.

Para interiorizar
Lugar
Interior de Oro
Exterior de barro
En Casa












Con los amigos












En el Colegio
(compañeros y profesores)












Me comprometo a………..

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AQUEL QUE NOS ACOMPAÑA
  1. Introducción.
En la tarde de su resurrección, Jesús acompañaba a dos de sus discípulos que iban a la aldea de Emaús. Pero en el momento mismo ellos no comprendieron que era él.

Hay períodos en nuestra existencia en los cuales tampoco nosotros llegamos a tomar conciencia de que él camina a nuestro lado. Sin embargo, conocido o no, presentido o rechazado, él está allí, incluso cuando ya nada permite esperarlo. Él reza en nuestro interior, en el silencio del corazón, con una oración implícita.
En otros momentos, comprendemos que él nos acompaña y deseamos hablarle. Es la oración explícita. Le pedimos “Muéstranos el camino”. Y él responde: “Aquí estoy”.
¿Por qué obligar a los labios a formular la oración en los momentos en los que el ser se niega a ello? Si el espíritu y el corazón no pueden momentáneamente expresar nada, la oración del cuerpo toma el relevo para indicar una intención o para abandonarse al silencio de Dios.
Es todo un lenguaje el que podemos tener para con Dios en la vida cotidiana, por medio de eso que emana de nosotros mismos. Quizás no sea aún oración, pero ya es una existencia que se unifica. Sembrar el grano de trigo en su campo, partir por la mañana al trabajo, cuidar enfermos, escuchar a otro, escribir, prepararse mediante los estudios para adquirir competencia, todo eso puede tornarse lenguaje para con Dios.
A lo largo de nuestros días y de nuestras noches, hay gestos que realizamos por Cristo, y esos gestos son oración: el perdón, la reconciliación, un determinado combate para mantenerse en la fidelidad conyugal o en un celibato ofrecido a Dios. Estos signos, y otros muchos, constituyen un modo de dirigirse a Cristo. Llevados a cabo por él, le indican nuestro amor.
Poco a poco, se va logrando así hacer coincidir los momentos de ardiente búsqueda de Dios con una fuerte actividad cotidiana. La oración y la vida se entrelazan hasta no ser más que una sola cosa.
Implícita o explícita, la oración permite el reposo, la paz de lo más hondo de nosotros mismos.
Hacer descansar nuestro corazón es no lamentarnos ya más de nuestra indignidad, de una posible tiranía del propio yo, es no descender más a nuestras profundidades en constante análisis.
Saber dónde reposar nuestro corazón es captar una realidad oculta a nuestros propios ojos: Cristo nos acompaña. Desde ese momento el corazón agobiado revive y vuelve a cantar, a veces incluso sin voz: El soplo de tu amor me ha visitado, me pongo en movimiento, te acompaño.

Hno. Roger de Taizé

  1. Silencio


  1. Lectura (Lc. 24, 13 – 35)

Aquel mismo día iban dos de ellos a un pueblo llamado Emaús, que distaba unas dos leguas de Jerusalén y conversaban entre sí sobre todo lo que había pasado. Y sucedió que, mientras ellos conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió con ellos; pero sus ojos estaban retenidos para que no le conocieran. El les dijo: «¿De qué discutís entre vosotros mientras vais andando?» Ellos se pararon con aire entristecido.
Uno de ellos llamado Cleofás le respondió: «¿Eres tú el único residente en Jerusalén que no sabe las cosas que estos días han pasado en ella?» El les dijo: «¿Qué cosas?» Ellos le dijeron: «Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras delante de Dios y de todo el pueblo; cómo nuestros sumos sacerdotes y magistrados le condenaron a muerte y le crucificaron. Nosotros esperábamos que sería él el que iba a librar a Israel; pero, con todas estas cosas, llevamos ya tres días desde que esto pasó. El caso es que algunas mujeres de las nuestras nos han sobresaltado, porque fueron de madrugada al sepulcro, y, al no hallar su cuerpo, vinieron diciendo que hasta habían visto una aparición de ángeles, que decían que él vivía. Fueron también algunos de los nuestros al sepulcro y lo hallaron tal como las mujeres habían dicho, pero a él no le vieron.»
El les dijo: «¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Cristo padeciera eso y entrara así en su gloria?» Y, empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les explicó lo que había sobre él en todas las Escrituras.
Al acercarse al pueblo a donde iban, él hizo ademán de seguir adelante. Pero ellos le forzaron diciéndole: «Quédate con nosotros, porque atardece y el día ya ha declinado.» Y entró a quedarse con ellos. Y sucedió que, cuando se puso a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron, pero él desapareció de su lado. Se dijeron uno a otro: «¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?»
Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén y encontraron reunidos a los Once y a los que estaban con ellos, que decían: «¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón!» Ellos, por su parte, contaron lo que había pasado en el camino y cómo le habían conocido en la fracción del pan.

  1. Silencio

  1. Petición y acción de gracias.

  1. Oración.
Dios vivo,

tú deseas para nosotros un corazón sencillo,
hasta el punto de que lo complicado de nuestra existencia no nos inmovilice.
Por el Espíritu Santo,
el Espíritu de Cristo Resucitado,
vienes a abrirnos un camino accesible,
en el que comprender que tú nos amas primero,
antes de que nosotros te amemos.

  1. Canto final: “Andando” (Fray Nacho)  (https://www.youtube.com/watch?v=Vp6pvP64eP0)

Ando despistado como un nuevo turista en esto del Reino de Dios.

Ando más sediento que la samaritana buscando sin saberlo a Dios.

Ando escalando como un nuevo Zaqueo para llamar tu atención.

Ando deseando, como cualquier enfermo, que me toques Señor.

Ando arrepentido como Pedro tras su negación.

Y ando malherido como Judas tras su traición.

Y andando descubro que amarte

se ha vuelto un deseo anhelante

y andando deseo encontrarme contigo.

Y andando se fueron los miedos,

andando descubro que aún sueño,

que aún sueño poder encontrarme contigo.


Ando adormilado en este Huerto de Olivos vencido de ensoñación.

Ando agazapado entre el pueblo cristiano contemplando Tu Pasión.
Ando temeroso de gritar que te sigo en cualquier ocasión.
Ando avergonzado de saber que lo hago sin plena convicción.
Ando esperando, caminando con los de Emaús.
Y ando impresionado, me sonríes desde la Cruz.



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Adviento de Esperanza

Un año más, tenemos que salir al encuentro de Quien viene. Un año más, a descubrir en la esperanza, las semillas de Vida. Un año más hemos de mirar desde los pobres la cercana presencia del Amor encarnado. Si Dios nos falta, nos falta la Esperanza. Si Dios no llega, no despunta el día. Adviento es el tiempo del camino para hacernos encontradizos de Dios que nos trae la Esperanza, profundamente enraizada en nuestra vida. Por tanto, preparemos los caminos, que nos llega el Salvador.
Solo desde el lugar del sufrimiento, solo desde la desesperanza, podemos esperar. Solo desde ahí se aviva nuestro: ¡Ven Señor! ¡No tardes! ¡Ven Pronto, Señor!

Prepárate a la oración
Pasa unos minutos serenándote. A quien viene hay que recibirlo. Hay que estar preparado para recibirle. Nuestro Adviento es esa espera en preparación, porque Él viene, viene, viene siempre. Pero has de acogerle. Retira lo que estorba. Adorna tu propia casa, tu vida. Hazle hueco. Disponte a acogerlo.

ÉL VIENE, VIENE, VIENE SIEMPRE

¿No oíste sus pasos silenciosos?
Él viene, viene, viene siempre.
En cada instante y en cada edad,
todos los días y todas las noches,
Él viene, viene, viene siempre.
He cantado muchas canciones y de mil maneras,
pero siempre decían sus notas,
él viene, viene, viene siempre.
En los días fragantes del soleado abril,
por la vereda del bosque,
Él viene, viene, viene siempre.
En la oscura angustia lluviosa de las noches de otoño,
sobre el carro atronador de las nubes,
Él viene, viene, viene siempre.
De pena en pena mía,
son sus pasos los que oprimen mi corazón,
y el dorado roce de sus pies
es lo que hace brillar mi alegría,
porque Él viene, viene, viene siempre.
Tagore

Y viene sobre todo en aquellos que nos salen al encuentro por los caminos de Adviento, que son los de la vida....

Y viene por más caminos que seguramente transitas cada día. Recórrelos hoy de la mano del Señor, con su mirada... Comparte esas experiencias, esos rostros y nombres, esas luchas y esas esperanzas...

Y luego, ponte de nuevo a la escucha...

Del Evangelio de Mateo (3, 1-12)

Por aquellos días apareció Juan el Bautista predicando en el desierto de judea y diciendo: “Convertíos, porque está cerca el reino de Dios”. Éste es aquel que el profeta Isaías había anunciado cuando dijo: Voz que grita en el desierto: Preparad el camino al Señor, allanad sus senderos. Juan tenía un vestido de pelo de camello y un cinturón de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Acudían a él de Jerusalén, de toda Judea y de toda la región del Jordán; ellos confesaban sus pecados, y él los bautizaba en el Jordán. Al ver venir su bautismo a muchos de los fariseos y saduceos, les dijo: “Raza de víboras, ¿quién os ha enseñado a huir de la ira que os amenaza? Dad frutos dignos de conversión, y no os ilusionéis con decir en vuestro interior: Tenemos por padre a Abrahán, porque os digo que Dios puede suscitar hijos de Abrahán hasta de estas piedras. Ya está el hacha puesta a la raíz de los árboles, y todo árbol que no dé buen fruto será cortado y arrojado al fuego. Yo os bautizo en agua para que os arrepintáis; pero el que viene detrás de mí es más fuerte que yo, y yo no soy digno de descalzarle las sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego. Tiene en su mano el bieldo, limpiará su era y recogerá su trigo en el granero; pero quemará la paja con fuego que no se apaga nunca”.
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Guardo silencio y pienso
-¿Qué me dice la Palabra? ¿Y la vida?
-¿Qué tengo que allanar, que convertir en mi vida para que sea capaz de preparar el camino al Señor que viene en medio de la vida que comparto con los hombres y mujeres de mi familia, mi trabajo,....mi mundo'
-Dialógalo con el Señor.

 Momento para compartir en oración:
(En clima de silencio y con tranquilidad, leemos la primera bienaventuranza y, antes de pasar a la siguiente, cada uno expresa lo que le evoca. Hacemos lo mismo con cada una de ellas).

  • Dichosos los que encuentren en este Dios la fuerza que les ayuda a mantenerse esperanzados en medio de su debilidad personal...
  • Dichosos lo que encuentran en este Dios la fuerza para mirar y amar a los hermanos como son. Sin resignación ni juicio. Con amor paciente que aprende a cargar con los demás....
  • Dichosos los que encuentran en este Dios su fuerza para sufrir y encajar los contratiempos y fracasos de cada día, la dureza, especialmente de algunos días...
  • Dichosos los que encuentran en este Dios su fuerza para permanecer en la oración cuando muchas veces no sienten sino aburrimiento, desazón o sólo silencio....
  • Dichosos los que encuentran en este Dios su fuerza para hacer lo que sí pueden hacer, para no ceder ni a la actividad frenética ni a la retirada....
  • Dichosos los que encuentran en este Dios su fuerza para no despreciar los pequeños detalles, los pequeños detalles, los pequeños gestos, los encuentros cuidados, los trabajos sencillos, no reconocidos ni valorados. Los que no buscan el brillo del reconocimiento sino que se alegran de veras porque sus nombres están grabados en el corazón de Dios...
  • Dichosos los que encuentran en este Dios su fuerza para estar entre los pobres del mundo obrero sin pretensiones, sin ruido, sin paternalismos, con valentía...
  • Dichosos los que encuentran en este Dios su fuerza para no desanimarse ante el peso de su mala salud, la falta de relevancia, el poco y lento cambiar de las cosas...
  • porque ellos engendran Reino de Dios... ...porque ellos reconocerán a Dios en el pesebre.

Toma conciencia de la realidad en la que vives y de tu compromiso en el mundo empobrecido. Mirar a la vida desde el lugar de los pobres nos lleva al encuentro con el Dios que viene a nuestra historia. Todo encuentro con Él transforma, si allanamos el camino. Plantea tu acción de gracia en tu vida y tu compromiso. Juntos se lo pedimos al Señor:

QUE YO ME SIENTA BROTAR DE TI, SEÑOR

Como brota la luz de ti, Señor,
que yo me sienta brotar de ti, Señor.
Como manan de ti todas las aguas, Señor,
que yo me sienta brotar de ti, Señor.
Como se convierte tu mirada en semillas
de alimento y belleza sobre la tierra,
que yo me sienta brotar de ti, Señor.
Como los océanos y la atmósfera
se hicieron vientre de tu vientre,
y “bullen las aguas con el bullir de vivientes
y vuelan los pájaros sobre la tierra”,
que yo me sienta brotar de ti, Señor.
Como nacen hombre y mujer modelados
por los dedos de tus manos,
que yo me sienta brotar de ti, Señor.
Que broten de mi mente pensamientos,
a tu imagen y semejante, Señor.
Que produzca mi corazón afectos,
a tu imagen y semejante, Señor.
Que surjan de mis entrañas sentimientos,
a tu imagen y semejante, Señor.
Que nazca de mis ojos la estimación,
a tu imagen y semejante, Señor.
Que vivamos de manera inteligente y libre,
a tu imagen y semejante, Señor.
J.L. Otalora




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EN ESOS INSTANTES EN LOS QUE DIOS ES TODO…


1.      Introducción.
Mantenerse ante Dios, con la pasión de una espera, no sobrepasa la capacidad humana.
La contemplación se percibe, a menudo, como lo opuesto a la acción. Así sería pasividad, huída lejos de las luchas esenciales. Pero tenemos la respuesta de los hechos: cristianos que rebosan del don de sí mismos están comprometidos de forma arriesgada y se mantienen en las mismas fuentes de la contemplación.
¿Qué entender por contemplación? Nada más que esta disposición en la cual la persona está completamente sobrecogida por el asombro de una presencia. Cuando el ser humano comprende, con su inteligencia, la amplia realidad de la belleza de las cosas, puede tener un sobrecogimiento, pero, ¡qué parcial! Por la realidad del amor de Dios, el ser está como sobrecogido por completo en su misma afectividad.
Hay quienes se encuentran oprimidos por el sentimiento subjetivo de un silencio de Dios, como si la presencia de Dios estuviera ligada a la sensibilidad, a lo que se puede experimentar.
¿Lo habrán olvidado? Él está también ahí, en el momento en que el fervor se disipa y las resonancias sensibles se desvanecen.
“Antes de que hubieras nacido, yo soñaba contigo” –dice Dios.
Cuando comprendemos que Dios es el primero que nos ha amado, no podemos hacer otra cosa que rasgar el velo detrás del cual nos escondíamos.
Llegará el día en el que cada uno lo sabrá y quizá lo dirá: no, no era él quien se había alejado, era yo el que estaba ausente, él me acompañaba.
Y sobrevienen los instantes en que Dios es todo.

Pasión de una espera.
Hno. Roger

2. Silencio.

3. Lectura.
San Pablo escribe: Por eso doblo mis rodillas ante el Padre, de quien toma nombre toda familia en el cielo y en la tierra, para que os conceda, según la riqueza de su gloria, que seáis fortalecidos por la acción de su Espíritu en el hombre interior, que Cristo habite por la fe en vuestros corazones, para que, arraigados y cimentados en el amor, podáis comprender con todos los santos cuál es la anchura y la longitud, la altura y la profundidad, y conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que os vayáis llenando hasta la total plenitud de Dios.
Efesios 3, 14-19


4. Silencio.

5. Petición y acción de gracias.

6. Canto.
... Y ALLÍ ESTÁS TÚ (Brotes de Olivo)  (https://www.youtube.com/watch?v=QecLAbXFbhA)

Miro a los valles, miro a los prados, miro... y allí estás tú.
Niños jugando o en el regazo; miro... y allí estás tú.

Quiero tenerte siempre presente. Quiero alabarte mi Dios.
Quiero alabarte. Yo quiero alabarte. Quiero alabarte mi Dios.

En el encuentro y en el abrazo, miro... y allí estás tú.
En compañía o en solitario, miro... y allí estás tú.

En las claras noches y en los días grises, siento... y allí estás tú.
En los dulces sueños y agitadas siestas, siento... y allí estás tú.

En días de paro o de intenso trabajo, siento... y allí estás tú.
Tardes de dudas, inciertas y mudas, siento... y allí estás tú.


Cómo te podré pagar
Brotes de Olivo



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VEN ESPÍRITU SANTO



Todos los discípulos estaban juntos el día de Pentecostés. De repente, un ruido del cielo, como de un viento recio, resonó en toda la casa donde se encontraban. Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se repartían, posándose encima de cada uno. Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en lenguas extranjeras, cada uno en la lengua que el Espíritu le sugería.

Se encontraban entonces en Jerusalén judíos devotos de todas las naciones de la tierra. Al oír el ruido, acudieron en masa y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propio idioma. Enormemente sorprendidos preguntaban: ¿No son galileos todos esos que están hablando? Entonces, ¿cómo es que cada uno los oímos hablar en nuestra lengua nativa? Entre nosotros hay partos, medos y elamitas, otros vivimos en Mesopotamia, Judea, Capadocia, en el Ponto y en Asia, en Frigia o en Panfilia, en Egipto o en la zona de Libia que limita con Cirene; algunos somos forasteros de Roma, otros judíos o prosélitos, también hay cretenses y árabes; y cada uno los oímos hablar de las maravillas de Dios en nuestra propia lengua.


REZAR CON MARÍA EN EL MES DE MAYO

Somos muchos a los que desde pequeños nuestros padres o el colegio nos enseñaron a asociar el mes de mayo con María. Algo que, al irnos haciendo adultos, quizá se nos fue quedando un poco lejos. Nuestra fe fue buscando otros pilares en los que sustentarse, otros modos de rezar, otras maneras de expresarse. Y quizá la figura de María fue ocupando un lugar secundario en nuestras vivencias de fe.

En la oración de este día de mayo intentaremos iluminar la situación de la mujer en el mundo, algunos aspectos de nuestro ser cristianos y el modo de ser testigos desde la figura de María.

Puesto que la espiritualidad de nuestra Comunidad está centrada en Cristo, vemos el lugar de María en relación con Él: ella es el modelo de nuestra colaboración en la misión de Cristo. La cooperación de María con Dios comienza con su "sí" en el misterio de la Anunciación Encarnación. Su servicio eficaz como se expresa en su visita a Isabel y su solidaridad con los pobres como se refleja en el Magnificat hacen que ella sea una inspiración para nuestra acción por la justicia en el mundo de hoy.” [PG 9 ]

        TEXTO: Evangelio según San LUCAS 1, 39-45

En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región  montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, salto de gozo, el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo; y exclamando con gran voz, dijo:” Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño de mi seno. ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!”


MOMENTO PARA REFLEXIONAR Y COMPARTIR DESDE EL EXAMEN

María, siempre dispuesta
Si pensamos en una taza y queremos llenarla es evidente que para ello tiene que estar vacía.

En nuestra relación con los demás estamos llenos de nuestros problemas, preocupaciones, o incluso diversiones…, es imposible que acojamos a los otros porque cuando nos hablan no tenemos espacio libre, estamos llenos de nosotros mismos. Seguro que todos nosotros hemos experimentado alguna vez el gozo de encontrarnos con personas que nos escuchan, nos acogen y nos dan confianza. Sin apenas darnos cuenta nos comunicamos. ¡Qué poco abundan y qué felices nos hacen! Son personas con la taza vacía.

Como María, la que guardaba las cosas en su corazón. Siempre dispuesta a acoger, para llenarse de Dios y de los demás. En María descubrimos como debe ser la comunicación con Dios.

María dijo sí, sin pensárselo dos veces. Puso su vida al servicio de Dios aceptando su voluntad. María dejó todo y se fue a ayudar a Isabel cuando hubiese sido más fácil reclamar ser el centro de atención. María está dispuesta a echar una mano, a ayudar a los demás, a estar ahí…
  • ¿Qué debemos potenciar para ser más acogedores y disponibles en la vida?
  • ¿Cómo es mi actitud hacia los demás? ¿Sé observar y estar atento a las necesidades de los demás?
  • ¿Soy consciente de que puedo ayudar en lo cotidiano, en lo sencillo, en lo anónimo?

ORACION FINAL: “ANUNCIADA”

En mi seno te sueño
y en sueños me hablas
como un rumor de pájaros
abriendo el alba.
Me recorres los meses
de la esperanza
con un pulso de sangre
maravillada.

Desde el primer instante
llena de gracia,
tuve toda hermosura
para entregártela. (bis)

(Lc 1, 26-38)
Autor : Borja Iturbe s.j.
Tomad Señor Nuestro Canto.
 



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ORACIÓN COMUNITARIA




1.– CANCIÓN-PETICIÓN: “VENGO A ORAR”

De tanto mirar el mar se me volvieron los ojos azules
ANÓNIMO
1. Vengo a orar, Señor
a la fuente del primer amor                       
donde todo es vida,
donde todo es agua,
donde todo es libertad,
donde encuentro mi vida,
donde encuentro tu Agua,
donde encuentro mi libertad.
2. Vengo a beber, Señor…
3. Vengo a Ti, Señor… 


IXCÍS- Abrazando la noche (2010)



2–TEXTO: Evangelio según San Marcos 7, 14-23.16,12-15

En aquel tiempo, llamó. Jesús de nuevo a la gente y les dijo:
-«Escuchad y entended todos: Nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre.
El que tenga oídos para oír, que oiga.»

Cuando dejó a la gente y entró en casa, le pidieron sus discípulos que les explicara la parábola. Él les dijo:
-«¿Tan torpes sois también vosotros? ¿No comprendéis? Nada que entre de fuera puede hacer impuro al hombre, porque no entra en el corazón, sino en el vientre, y se echa en la letrina.»
Con esto declaraba puros todos los alimentos. Y siguió:
-«Lo que sale de dentro, eso sí mancha al hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los malos propósitos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, injusticias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro.»



3.–MOMENTO PARA REFLEXIONAR Y COMPARTIR

  • Recuerdo esos momentos en que he sentido que de verdad si he podido hacer lo que Dios me pide … cuando he enseñado a otros a buscar y cumplir los deseos del Señor … Doy gracias por ello.

  • Pienso en esos otros momentos en que me rebelo contra lo que se espera de mí como cristiano… Pido perdón, … pido ayuda para estar cada día más cerca de lo que Dios me pide … ¿qué quiere Dios que yo haga, … hoy?

  • Pienso en las personas que me complican, ... aquellos que no soporto,... aquellos que evito, ...aquellos que me han hecho mal, les pongo nombre, ... les pongo rostro, ... los traigo a mi memoria. Pienso en aquellos que no me dirigen la palabra, ... aquellos que creen que yo les he hecho mal, que se sienten heridos por mí. … Hoy intento comenzar de nuevo con todos ellos, busco una salida, una forma de arreglar ese desencuentro. … Se lo presento al Señor. ... le pido perdón a Dios primero.…Ahora preparo el plan para reconciliarme con aquellos que son mis adversarios,... le presento mi plan al Señor … Llenos de la paz del perdón divino y animados por su Espíritu, inicio el camino de la reconciliación, doy paso a las acciones concretas que me llevarán a vivir en paz.

  • ¿Qué me hace caer en pecado a mi hoy? … ¿qué me expone a alejarme de Dios? … ¿cuáles serán mis tentaciones? … ¿Dónde hay personas o situaciones que me alejan del Señor? … ¿de su amor? … ¿qué me lleva a un mayor egoísmo en lugar de un mayor servicio? ... Reflexiono hoy sobre cómo avanzar para apartar de mi vida lo que me aleja de Dios. ... Le pido ayuda al Espíritu Santo para encontrar luces claras en esto.


4.– ORACIÓN FINAL: “CANCIÓN AL CORAZÓN DE JESÚS”

Cristóbal Fones, SJ
De su álbum: En Él solo la esperanza. Santiago, 1997.






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EN TI, MI DIOS, CONFÍO PORQUE ME AMAS



1. – Canto: Fíate.

Fíate de Mí.
Yo estaré contigo,
a tu lado siempre.
Fíate.
Fíate de Mí.
No tengas miedo.
Fíate de Mí, de Mí, de Mí,
                de Mí fíate.


“Abrazando la noche “ - Ixcís



2. – Lectura.

Si la confianza del corazón estuviera al comienzo de todo…
La confianza en Dios, la fe, es una realidad muy sencilla, tan sencilla que todos pueden acogerla. Es como un salto retomado al infinito.
No lo olvides: Dios no se impone nunca con una voluntad amenazadora. Cristo no desea jamás el tormento para nadie. Si para ti vivir de Dios significara tener miedo de Él, interrógate.
Dios es sólo Amor. La voluntad de su amor no es como una ley duramente esculpida en tablas de piedra. Por el Espíritu Santo ha sido grabada en lo íntimo del corazón humano.
Un día comprendiste que, sin tú saberlo, un sí había sido grabado en lo más profundo  de tu ser. Y elegiste avanzar en pos de Cristo, esa elección que nadie puede hacer por nadie.
En silencio, en presencia de Cristo, has comprendido su palabra: “Ven y sígueme, yo te daré dónde reposar tu corazón”.
Hete aquí empujado a la audacia de un sí hasta el último aliento. Este sí te expone, no puede ser de otro modo.

“Amor de todo amor” – Hno. Roger
3.  Silencio.

4.  Salmo (138).
Señor, tú me sondeas y me conoces,
me conoces cuando me siento o me levanto,
de lejos penetras mis pensamientos.
Distingues mi camino y mi descanso,
todas mis sendas te son familiares.
No ha llegado la palabra a mi lengua,
y ya, Señor, te la sabes toda.
Me estrechas detrás y delante,
me cubres con tu palma.
Tanto saber me sobrepasa,
es sublime, y no lo abarco.
¿Adónde iré lejos de tu aliento,
adónde escaparé de tu mirada?
Si escalo el cielo, allí estás tú;
si me acuesto en el abismo, allí te encuentro.
Si vuelo hasta el margen de la aurora,
si emigro hasta el confín del mar,
allí me alcanzará tu izquierda,
me agarrará tu derecha.
Si digo: « Que al menos la tiniebla me encubra,
que la luz se haga noche en torno a mí »,
ni la tiniebla es oscura para ti,
la noche es clara como el día.

5.  Silencio.

6.  Reflexiones, peticiones o acción de gracias.

7.  Oración final.

A ti, Señor, presento mi ilusión y mi esfuerzo;
en ti, mi Dios, confío porque me amas.
Tú nunca defraudas; eres mi esperanza.

Al comenzar, indícame tus caminos, Señor.
Que mi vida se abra a todos.
Condúceme por tus sendas
para que yo pueda compartir
paz, alegría y justicia, libertad, fuerza y ternura.

Tú eres bueno y me haces vivir;                                                
por eso digo con todo mi ser:                                           
gracias por esta inquietud que has puesto en mí;
guíame por tus caminos
para ser más, valer más, hacer más bien.
Hazme caminante, hazme sal y luz,
hazme hijo tuyo y hermano de todos.

A ti, Señor, te digo con todo el corazón:
¡Que no tenga miedo a verte!
Yo espero gozar siempre de tu compañía.
Hazme valiente y animoso para seguirte.

Aquí estoy, Señor.
Tú sabes como soy.
Hazme gozar por tus caminos
y vivir tu buena noticia.
F. Ulibarri





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¿ CÓMO ALABARÉ A MI SEÑOR ?


1.Introducción.

Un sí a causa de Cristo conlleva un riesgo. Te coloca en la imposibilidad de huir de ti mismo y de las solidaridades esenciales.
Este sí a veces nos agita. Y nunca es cómodo verse sacudido; la condición humana tiene fragilidades que no admiten las conmociones.
Este sí te mantiene en vilo. Te mantiene con los ojos abiertos. ¿Podría este sí adormilarse e incluso dormirse? ¿Podría huir de Cristo en la comunión de su Cuerpo, la Iglesia sacudida por todas partes, y huir de un mundo surcado de pruebas?
Este sí para toda la vida es un fuego. Es un desafío. Arde el fuego sin extinguirse. Y el sí se abrasa en el interior.
Este sí es un riesgo. No puede ser de otro modo.

“Pasión de una espera” – Hno. Roger

2.Silencio.

3.Lectura.

“Vosotros sois la sal de la tierra. Mas si la sal se desvirtúa, ¿con qué se la salará? Ya no sirve para nada más que para ser tirada afuera y pisoteada por los hombres”.
“Vosotros sois la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad situada en la cima de un monte. Ni tampoco se enciende una lámpara y la ponen debajo del celemín, sino sobre el candelero, para que alumbre a todos los que están en la casa. Brille así vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”.

Mt. 5, 13-16


4.Silencio.

5.Reflexiones, peticiones o acción de gracias.

6.Oración final (canto): Alabaré a mi Señor.

Alabaré a mi Señor siendo como él,
siendo rastro de su amor y signo de su fe.
Al Señor alabaré dando la esperanza
al que la perdió, al que nunca la vio ¡así lo alabaré!

Alabaré, siendo luz que orienta,
alabaré, siendo sal en la tierra,
alabaré, fermentando la masa,
que dé imagen de amor,
quiere Dios que sea yo,
¡así lo alabaré!

Alabaré, siendo paz en la guerra,
alabaré, si no cierro mi puerta,
alabaré, siendo canto y poesía,
del caído, bastón,
del soberbio, candor,
¡así lo alabaré!

Alabaré, cuando alivie las cargas,
alabaré, si al sediento doy agua,
alabaré, cuando de otros sea pan,
si me dejo comer,
si me dejo beber,
¡así lo alabaré!


“Jerusalén” – Brotes de Olivo




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CUENTA CONMIGO, SEÑOR

1-      Introducción
El que procura abandonarse en Dios en cuerpo y en espíritu se deja construir interiormente por algunas palabras muy sencillas del Evangelio, palabras que en un momento dado tocaron el fondo del alma. ¿Por qué no resumirlas en una breve recapitulación para que puedan resurgir en todo momento?
Esta recapitulación, pensada detenidamente, elaborada sin prisa, fruto de una lenta maduración, forjada la mayoría de las veces en las luchas, una vez descubierta, puede hacernos avanzar durante toda la vida.
No demasiadas palabras sino algunos valores esenciales del Evangelio, lo suficientemente sucintos y claros como para volver a ellos incansablemente. ¿Qué momentáneamente se olvidan? Podemos retomarlas en el instante mismo que aparecen en la conciencia.
Para el que es paciente y aguanta las maduraciones indispensables, llegará el día en que su interior se habrá construido casi sin darse cuenta.
Quien se abandona al Espíritu de Dios vivo no fija su mirada en sus progresos o retrocesos. Como cuando se anda sobre una arista, él va hacia adelante, olvidando lo que hay detrás. No intenta medir el imperceptible cambio interior. No sabe cómo, pero día y noche la semilla germina y crece.
Pasión de una espera (Hno. Roger)


2-      Silencio


3-      Lectura

“Así, pues, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra aquella casa; pero ella no cayó, porque estaba cimentada sobre roca. Y todo el que oiga estas palabras mías y no las ponga en práctica, será como el hombre insensato que edificó su casa sobre arena: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, irrumpieron contra aquella casa y cayó, y fue grande su ruina.”

(Mt. 7,  24-27)




4-      Silencio

5-      Reflexión, peticiones o acción de gracias

6-      Oración final


Señor, hazme instrumento de tu paz,
donde haya odio ponga amor,
donde haya ofensa perdón,
donde haya error ponga yo verdad.

El mundo necesita hombres,
que no se guíen por dinero, bienestar y poder.
CUENTA CONMIGO, SEÑOR.

El mundo necesita hombres
que pongan al hombre como centro
de las personas, de los grupos, de la sociedad.
CUENTA CONMIGO, SEÑOR.
 
El mundo necesita que el amor
sea el motor de sus acciones,
el motor de su historia.
CUENTA CONMIGO, SEÑOR.

El mundo necesita hombres
que hagan fraternidad donde estén,
que se dejen de palabrería y ayuden a solucionar
los problemas concretos de los hermanos.
CUENTA CONMIGO, SEÑOR.

El mundo necesita hombres
que lo den todo por el evangelio:
alma, vida y corazón,
y se pongan sin reservas al servicio de los demás.
CUENTA CONMIGO, SEÑOR.

El mundo necesita hombres
que anuncien con su palabra y con su vida
que el único salvador, que la única libertad
está en Jesús de Nazaret.
CUENTA CONMIGO, SEÑOR.