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domingo, 18 de octubre de 2020

En el DOMUND entregados al Amor

 Mt 22,15-21

¿A quién te vendes? ¿A quién nos vendemos? ¿Al “César, dinero, comodidad- placer-egoísmo”…? ¿De quién es nuestro corazón? ¿Del Padre que rodea al mundo con el amor del Hijo? ¿O del peso de lo que ata y no nos deja ser nosotros mismos? El Padre posee la capacidad de mirada más amplia y acogedora que podamos imaginar.

El que vive colmado por el “dios” dinero u otros “dioses”, no puede mirar, porque su codicia se lo impide. El dinero impide una mirada generosa, que es a la que nos lanza continuamente el banquete de la eucaristía.

En este día del DOMUND ampliemos nuestra mirada a la realidad que nos ofrece el testimonio de tantos misioneros y misioneras en todo el mundo. San Damián el misionero de la isla de enfermos de lepra en Molokai, nos invita a olvidar al César y reconducirnos: “Pongámonos en las manos de Dios, como instrumentos en las manos del obrero. En la vida o en la muerte, seamos siempre de Jesús”. No nos equivoquemos y entreguemos el corazón al Señor del Amor.

Alentados por el testimonio y la intercesión de los santos misioneros, dediquémonos con pasión a ofrecer con generosidad los dones que hemos recibido. Aquí o allá, seamos Teresa de Calcuta, Carlo Acutis o Damián.

 Dibu: Patxi Velasco Fano

Texto: Fernando Cordero ss.cc.

http://blogs.21rs.es/



sábado, 19 de octubre de 2019

20 de octubre de 2019: Jornada del Domund




Oración del Mes Misionero Extraordinario 

Padre nuestro, 
tu Hijo Unigénito Jesucristo 
resucitado de entre los muertos 
encomendó a sus discípulos el mandato de 
"id y haced discípulos a todas las gentes". 

Tú nos recuerdas que a través de nuestro bautismo 
somos partícipes de la misión de la Iglesia. 

Por los dones de tu Santo Espíritu, concédenos 
la gracia de ser testigos del Evangelio, 
valientes y tenaces, 
para que la misión encomendada a la Iglesia, 
que aún está lejos de ser completada, 
pueda encontrar manifestaciones nuevas y eficaces 
que traigan vida y luz al mundo. 

Ayúdanos a hacer que todos los pueblos 
puedan experimentar el amor salvífico 
y la misericordia de Jesucristo, 
Él que es Dios y vive y reina contigo, 
en la unidad del Espíritu Santo, 
por los siglos de los siglos. 

Amén


omp.es




viernes, 18 de octubre de 2019

Vigilia de la Luz 2019



Con motivo del Mes Misionero Extraordinario, la Delegación Diocesana de Misiones nos invita a participar en la Vigilia de la Luz que organizará hoy viernes 18 de Octubre en la Catedral de Jerez a partir de las 20:00 h.

¡No faltes!





miércoles, 16 de octubre de 2019

MENSAJE DEL PAPA PARA LA JORNADA MUNDIAL DE LAS MISIONES 2019


 Queridos hermanos y hermanas:
  1. He pedido a toda la Iglesia que durante el mes de octubre de 2019 se viva un tiempo misionero extraordinario, para conmemorar el centenario de la promulgación de la carta apostólica Maximum illud del papa Benedicto XV (30 de noviembre de 1919). La visión profética de su propuesta apostólica me ha confirmado que hoy sigue siendo importante renovar el compromiso misionero de la Iglesia, impulsar evangélicamente su misión de anunciar y llevar al mundo la salvación de Jesucristo, muerto y resucitado.
  2. El título del presente mensaje es igual al tema del Octubre Misionero: “Bautizados y enviados: la Iglesia de Cristo en misión en el mundo”. La celebración de este mes nos ayudará en primer lugar a volver a encontrar el sentido misionero de nuestra adhesión de fe a Jesucristo, fe que hemos recibido gratuitamente como un don en el bautismo. Nuestra pertenencia filial a Dios no es un acto individual, sino eclesial: la comunión con Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, es fuente de una vida nueva junto a tantos otros hermanos y hermanas. Y esta vida divina no es un producto para vender —nosotros no hacemos proselitismo—, sino una riqueza para dar, para comunicar, para anunciar; este es el sentido de la misión. Gratuitamente hemos recibido este don y gratuitamente lo compartimos (cf. Mt 10,8), sin excluir a nadie. Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad, y a la experiencia de su misericordia, por medio de la Iglesia, sacramento universal de salvación (cf. 1 Tim 2,4; 3,15; Lumen gentium, 48).
  3. La Iglesia está en misión en el mundo: la fe en Jesucristo nos da la dimensión justa de todas las cosas haciéndonos ver el mundo con los ojos y el corazón de Dios; la esperanza nos abre a los horizontes eternos de la vida divina de la que participamos verdaderamente; la caridad, que pregustamos en los sacramentos y en el amor fraterno, nos conduce hasta los confines de la tierra (cf. Miq 5,3; Mt 28,19; Hch 1,8; Rom 10,18). Una Iglesia en salida hasta los últimos confines exige una conversión misionera constante y permanente. Cuántos santos, cuántas mujeres y hombres de fe nos dan testimonio, nos muestran que es posible y realizable esta apertura ilimitada, esta salida misericordiosa, como impulso urgente del amor y como fruto de su intrínseca lógica de don, de sacrificio y de gratuidad (cf. 2 Cor 5,14-21). Porque ha de ser hombre de Dios quien a Dios tiene que predicar (cf. Maximum illud [n. 64]).
  4. Es un mandato que nos toca de cerca: yo soy siempre una misión; tú eres siempre una misión; todo bautizado y bautizada es una misión. Quien ama se pone en movimiento, sale de sí mismo, es atraído y atrae, se da al otro y teje relaciones que generan vida. Para el amor de Dios nadie es inútil e insignificante. Cada uno de nosotros es una misión en el mundo porque es fruto del amor de Dios. Aun cuando mi padre y mi madre hubieran traicionado el amor con la mentira, el odio y la infidelidad, Dios nunca renuncia al don de la vida, sino que destina a todos sus hijos, desde siempre, a su vida divina y eterna (cf. Ef 1,3-6).
  5. Esta vida se nos comunica en el bautismo, que nos da la fe en Jesucristo vencedor del pecado y de la muerte, nos regenera a imagen y semejanza de Dios y nos introduce en el cuerpo de Cristo que es la Iglesia. En este sentido, el bautismo es realmente necesario para la salvación porque nos garantiza que somos hijos e hijas en la casa del Padre, siempre y en todas partes, nunca huérfanos, extranjeros o esclavos. Lo que en el cristiano es realidad sacramental —cuyo cumplimiento es la eucaristía— permanece como vocación y destino para todo hombre y mujer que espera la conversión y la salvación. De hecho, el bautismo es cumplimiento de la promesa del don divino que hace al ser humano hijo en el Hijo. Somos hijos de nuestros padres naturales, pero en el bautismo se nos da la paternidad originaria y la maternidad verdadera: no puede tener a Dios como Padre quien no tiene a la Iglesia como Madre (cf. san Cipriano, La unidad de la Iglesia católica, 4).
  6. Así, nuestra misión radica en la paternidad de Dios y en la maternidad de la Iglesia, porque el envío manifestado por Jesús en el mandato pascual es inherente al bautismo: como el Padre me ha enviado así también os envío yo, llenos del Espíritu Santo para la reconciliación del mundo (cf. Jn 20,19-23; Mt 28,16-20). Este envío compete al cristiano, para que a nadie le falte el anuncio de su vocación a hijo adoptivo, la certeza de su dignidad personal y del valor intrínseco de toda vida humana desde su concepción hasta la muerte natural. El secularismo creciente, cuando se hace rechazo positivo y cultural de la activa paternidad de Dios en nuestra historia, impide toda auténtica fraternidad universal, que se expresa en el respeto recíproco de la vida de cada uno. Sin el Dios de Jesucristo, toda diferencia se reduce a una amenaza infernal, haciendo imposible cualquier acogida fraterna y la unidad fecunda del género humano.
  7. El destino universal de la salvación ofrecida por Dios en Jesucristo condujo a Benedicto XV a exigir la superación de toda clausura nacionalista y etnocéntrica, de toda mezcla del anuncio del Evangelio con las potencias coloniales, con sus intereses económicos y militares. En su carta apostólica Maximum illud, el Papa recordaba que la universalidad divina de la misión de la Iglesia exige la salida de una pertenencia exclusiva a la propia patria y a la propia etnia. La apertura de la cultura y de la comunidad a la novedad salvífica de Jesucristo requiere la superación de toda introversión étnica y eclesial impropia. También hoy la Iglesia sigue necesitando hombres y mujeres que, en virtud de su bautismo, respondan generosamente a la llamada a salir de su propia casa, su propia familia, su propia patria, su propia lengua, su propia Iglesia local. Ellos son enviados a las gentes en el mundo que aún no está transfigurado por los sacramentos de Jesucristo y de su santa Iglesia. Anunciando la Palabra de Dios, testimoniando el Evangelio y celebrando la vida del Espíritu llaman a la conversión, bautizan y ofrecen la salvación cristiana en el respeto de la libertad personal de cada uno, en diálogo con las culturas y las religiones de los pueblos donde son enviados. La missio ad gentes, siempre necesaria en la Iglesia, contribuye así de manera fundamental al proceso de conversión permanente de todos los cristianos. La fe en la Pascua de Jesús, el envío eclesial bautismal, la salida geográfica y cultural de sí y del propio hogar, la necesidad de salvación del pecado y la liberación del mal personal y social exigen que la misión llegue hasta los últimos rincones de la tierra.
  8. La coincidencia providencial con la celebración del Sínodo especial de los obispos para la región panamazónica me lleva a destacar que la misión confiada por Jesús, con el don de su Espíritu, sigue siendo actual y necesaria también para los habitantes de esas tierras. Un Pentecostés renovado abre las puertas de la Iglesia para que ninguna cultura permanezca cerrada en sí misma y ningún pueblo se quede aislado, sino que se abran a la comunión universal de la fe. Que nadie se quede encerrado en el propio yo, en la autorreferencialidad de la propia pertenencia étnica y religiosa. La Pascua de Jesús rompe los estrechos límites de mundos, religiones y culturas, llamándolos a crecer en el respeto por la dignidad del hombre y de la mujer, hacia una conversión cada vez más plena a la verdad del Señor resucitado que nos da a todos la vida verdadera.
  9. A este respecto, me vienen a la mente las palabras del papa Benedicto XVI al comienzo del encuentro de obispos latinoamericanos en Aparecida, Brasil, en el año 2007, palabras que deseo aquí recordar y hacer mías: “¿Qué ha significado la aceptación de la fe cristiana para los pueblos de América Latina y del Caribe? Para ellos ha significado conocer y acoger a Cristo, el Dios desconocido que sus antepasados, sin saberlo, buscaban en sus ricas tradiciones religiosas. Cristo era el Salvador que anhelaban silenciosamente. Ha significado también haber recibido, con las aguas del bautismo, la vida divina que los hizo hijos de Dios por adopción; haber recibido, además, el Espíritu Santo que ha venido a fecundar sus culturas, purificándolas y desarrollando los numerosos gérmenes y semillas que el Verbo encarnado había puesto en ellas, orientándolas así por los caminos del Evangelio. […] El Verbo de Dios, haciéndose carne en Jesucristo, se hizo también historia y cultura. La utopía de volver a dar vida a las religiones precolombinas, separándolas de Cristo y de la Iglesia universal, no sería un progreso, sino un retroceso. En realidad sería una involución hacia un momento histórico anclado en el pasado” (Discurso en la sesión inaugural, 13-5-2007).
  10. Confiemos a María, nuestra Madre, la misión de la Iglesia. La Virgen, unida a su Hijo desde la Encarnación, se puso en movimiento, participó totalmente en la misión de Jesús, misión que a los pies de la cruz se convirtió también en su propia misión: colaborar como Madre de la Iglesia que en el Espíritu y en la fe engendra nuevos hijos e hijas de Dios.
  11. Quisiera concluir con unas breves palabras sobre las Obras Misionales Pontificias, ya propuestas como instrumento misionero en la Maximum illud. Las OMP manifiestan su servicio a la universalidad eclesial en la forma de una red global que apoya al Papa en su compromiso misionero mediante la oración, alma de la misión, y la caridad de los cristianos dispersos por el mundo entero. Sus donativos ayudan al Papa en la evangelización de las Iglesias particulares (Obra de la Propagación de la Fe), en la formación del clero local (Obra de San Pedro Apóstol), en la educación de una conciencia misionera de los niños de todo el mundo (Obra de la Infancia Misionera) y en la formación misionera de la fe de los cristianos (Pontificia Unión Misional). Renovando mi apoyo a dichas obras, deseo que el Mes Misionero Extraordinario de Octubre 2019 contribuya a la renovación de su servicio a mi ministerio misionero.
  12. A los misioneros, a las misioneras y a todos los que en virtud del propio bautismo participan de algún modo en la misión de la Iglesia, les envío de corazón mi bendición.
Francisco
Vaticano, 9 de junio de 2019,
solemnidad de Pentecostés

omp.es


martes, 15 de octubre de 2019

¡Qué Domund el de aquel mes!


No sé si este año el Domund va a ser especial o va a pasar desapercibido. Y lo peor de todo es que no sé qué es mejor… Este Domund se celebra en el Mes Misionero Extraordinario (MME), convocado por el papa Francisco hace dos años y para el que nos hemos estado preparando desde entonces con toda ilusión e imaginación. Por eso, este Domund puede ser singular, y lo podremos vivir con más entusiasmo y más visibilidad. Pero, al mezclarse los dos eventos, también puede parecer que no se celebre la Jornada… En cualquier caso, este año todo es extraordinario y tiene un sentido más profundo y misionero.
“Bautizados y enviados: la Iglesia de Cristo en misión en el mundo” es el lema que el Santo Padre propuso para este gran acontecimiento que es el Mes, y “Bautizados y enviados” es el lema del Domund 2019. ¿Cómo no ser conscientes de que el bautismo es el comienzo de esta apasionante aventura de amor que es ser discípulo misionero de Cristo? Todos, según nuestras posibilidades y capacidades, somos discípulos, es decir, seguidores no de una ideología, una forma de vida o una doctrina, sino del mismo Redentor, del Salvador, del Señor; de Aquel que nos ha hecho hermanos entre nosotros, hijos de un mismo Padre, y también miembros de su cuerpo y parte de su ser. Por ese bautismo somos misioneros; no vendemos ni imponemos: mostramos con nuestra vida y palabras a Quien ha cambiado nuestra existencia y ha hecho posible que crezca en nosotros la esperanza, la alegría, el amor.
En el Mensaje del Santo Padre para esta Jornada, Francisco nos recuerda el motivo de una celebración tan especial como el MME: el centenario de la publicación de Maximum illud por Benedicto XV. Y nos recuerda que tú, que yo somos misión; es más, añade el adverbio “siempre” —“yo soy siempre una misión; tú eres siempre una misión”—, como queriendo hacernos conscientes de que todos los momentos y ámbitos de nuestra vida son propicios para transmitir nuestra fe en Cristo. Además, lanza un importante llamamiento: “También hoy la Iglesia sigue necesitando hombres y mujeres que, en virtud de su bautismo, respondan generosamente a la llamada a salir de su propia casa, su propia familia, su propia patria, su propia lengua, su propia Iglesia local. […] La missio ad gentes, siempre necesaria en la Iglesia, contribuye así de manera fundamental al proceso de conversión permanente de todos los cristianos”. ¡Qué importante hoy es hacer presente la vocación misionera!
Francisco termina haciendo una referencia expresa a las Obras Misionales Pontificias: “Las OMP manifiestan su servicio a la universalidad eclesial en la forma de una red global que apoya al Papa en su compromiso misionero mediante la oración, alma de la misión, y la caridad de los cristianos dispersos por el mundo entero”. El Domund de este año, de este Mes, no es una Jornada más: es la oportunidad de hacer conscientes a todos los creyentes de que la misión es la razón de ser de la Iglesia, también hoy. Y de que Cristo sigue llamando a sus discípulos a “ir al mundo entero”, “enseñando a guardar todo lo que os he mandado” (cf. Mc 16,15; Mt 28,20).

José María Calderón

Director de OMP en España

omp.es


martes, 8 de octubre de 2019

Un rosario misionero con taller familiar, misa y adoración al Santísimo, en la Cartuja en vísperas del Domund

La Delegación Diocesana de Misiones propone vivir con intensidad el Octubre Misionero convocado por el Papa Francisco y que, camino de la celebración de la jornada del Domund (20/Octubre), pusieron en marcha el primer día del mes con eucaristía en honor de Santa Teresa de Lisieux, Patrona de Misiones.

'Bautizados y enviados' es el lema contemplado en esta próxima jornada de las Obras Misionales Pontificias, de todo el mes al que extiende el Santo Padre esta intención y, de hecho, también a la totalidad del empeño de la Diócesis de Asidonia-Jerez en este nuevo curso como se hace presente en el Plan Pastoral 2019-2020.

La próxima convocatoria que tiene por delante la Delegación es un rosario misionero que tendrá lugar, en el monasterio de la Cartuja de Jerez, el próximo sábado día 12 de octubre a las 12:00 horas. Está previsto el desarrollo de un taller familiar del Rosario Misionero con celebración de la Eucaristía y Adoración al Santísimo.

El Octubre Misionero se ha venido preparando promoviendo el encuentro personal de los fieles con Jesucristo vivo en su Iglesia, con el testimonio de los santos mártires de la misión y confesores de la fe, con formación bíblica, catequista, espiritual y teológica sobre la 'missio ad gentes' y con caridad misionera.




domingo, 21 de octubre de 2018

Comentario Evangelio del domingo 21 de octubre de 2018 (XXIX del Tiempo Ordinario, ciclo B) - Mc. 10, 35-45 (DOMUND)

EL QUE MÁS SERVICIO PRESTA, ESE ES EL PRIMERO

“Él ama la justicia y el derecho, y su misericordia llena la tierra”, proclama el Salmo 32 animándonos a descubrir al Siervo de Dios que entrega su vida en servicio (Is 53,10-11) y que intercede por todos los hombres y mujeres ante el Padre: “Acerquémonos, por tanto, confiadamente al tribunal de la gracia para alcanzar misericordia y obtener la gracia de un auxilio oportuno” (Hb 4,14-16). Tenemos un Sumo Sacerdote (Cristo Jesús) que se compadece de nuestras debilidades y no pasa indiferente ante el sufrimiento humano. Su vida y su palabra alientan y sostienen nuestra vida: “el Hijo del Hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos” (Mc 10,35-45).

Esta concepción de la vida, choca directamente con la sociedad de hoy –civil y religiosa- que busca influencias, poder y agradece favores, cargos, etc. Nos da la sensación de que también nosotros –al igual que los discípulos Santiago y Juan- buscamos amigos influyentes, o enchufes para conseguir tal o cual cosa. Queremos conseguir las cosas, sin penar por ellas. Así, hablamos de “pelotazo”, de fraudes urbanísticos, chantajes, adulaciones, sobornos, manipulaciones y, muchas más expresiones que se han hecho una realidad cercana. Eso de pasar por el mismo cáliz –la cruz- que pasó Jesús, parece que no nos va. No entendemos el mesianismo de Jesús y lo relacionamos con méritos, recompensas y dominio de los más fuertes.

Menos mal que, aún quedan voces sensatas que se indignan contra este estilo de vida y ponen las cosas en su sitio siguiendo el modo de vida de Jesús y acompañándonos en nuestro camino personal de discípulos. Son todas aquellas personas que con su testimonio y coherencia, nos hablan de justicia, de servicio, de entrega, de generosidad, de perdón, de humildad, de sencillez, de honradez, de valentía, etc. porque lo viven diariamente en sus lugares concretos de trabajo. Hablo de la madre y el padre que acompañan a su hijo en una recaída en la droga; del misionero que, sin pedir nada a cambio, vive en medio de tensiones; del obrero que defiende a sus compañeros de trabajo ante abusos; del jefe o empresario que mantiene a sus trabajadores con todos los papeles en regla, pagando un salario digno y justo; del ama de casa que hace familia desde la equidad y cariño por cada uno de sus miembros; del voluntario que entrega su tiempo y su persona a visitar presos y enfermos; de la catequista que se esfuerza en presentar y vivir un Dios que nos ha soñado felices y que quiere el bien de toda persona; del cuidador que atiende con mimo al enfermo de alzheimer o al anciano desvalido; del que se manifiesta contra el hambre, la explotación, la pobreza; del que protege al menor y a la mujer violentada; de cada uno de nosotros cuando amamos al hermano (prójimo) como a nosotros mismos; del que renuncia al poder y escoge el servicio como norma de vida. “El que entre vosotros quiera ser grande, que sea vuestro servidor” (Mc 10,43). Y todo esto, día a día sin esperar un momento heroico, único, porque eso es lo importante e imprescindible como recuerda un bello poema de Bertolt Brecht: “Hay personas que luchan un día y son buenos. Hay otras que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay las que luchan toda la vida: esas son las imprescindibles”.

Descubro que la historia, civil y religiosa, oscila entre el poder y el servicio. Nosotros pedimos a Dios que nos dé la lucidez y el coraje suficiente para escoger aquello que da más vida a los demás y que nos “libre de la prudencia cobarde, la que nos hace eludir el sacrificio y buscar seguridad” (Luis Espinal). Quizás, en la Iglesia, sobren títulos, honores y aquello que tenga rastro de poder o dominio de unos sobre otros, lo que haría más creíble la evangelización y nuestro testimonio, porque todos, hombres y mujeres caminamos hacia Jerusalén en plano de igualdad.

José Mª Tortosa Alarcón. Presbítero en la Diócesis de Guadix-Baza






viernes, 19 de octubre de 2018

Misión es...




Misión es partir,
caminar, dejar todo,
salir de sí, quebrar la corteza del egoísmo
que nos encierra en nuestro yo.

Es parar de dar vueltas
alrededor de nosotros mismos
como si fuésemos el centro
del mundo y de la vida.

Es no dejar bloquearse
en los problemas del mundo pequeño
a que pertenecemos:
La humanidad es más grande.

Misión es siempre partir,
más no devorar kilómetros.
Es sobre todo abrirse a los otros
como hermanos, descubrirlos
y encontrarlos.

Y, si para descubrirlos y amarlos
es preciso atravesar los mares
y volar por los cielos,
entonces misión es partir
hasta los confines del mundo.

Monseñor "Dom" Helder Câmara


reflejosdeluz.es


lunes, 15 de octubre de 2018

Carta de monseñor José Mazuelos Pérez, obispo de Asidonia-Jerez, con motivo del Domund 2018


«CAMBIA EL MUNDO»



Jerez de la Frontera, 01 de octubre de 2018


         A los presbíteros, diáconos, religiosos, religiosas, seminaristas y a todos los fieles de la Diócesis de Asidonia-Jerez,

El próximo domingo 21 de octubre celebraremos la Jornada Mundial de las Misiones (DOMUND), es el día en que la Iglesia recuerda y celebra la universalidad de su misión: predicar el Evangelio al mundo entero y promover el compromiso de toda la Iglesia en la actividad misionera.

El Papa Francisco expresó que «para cambiar el mundo, es necesario hacer el bien a quien no puede darnos nada a cambio». Es eso lo que ha hecho Jesús con nosotros dándonos el perdón por pura gracia. Conscientes, pues, de que somos el Cuerpo de Cristo y que como miembros de él todos tenemos una función que realizar, dispongámonos a salir de nosotros mismos y ser valientes testigos del amor de Dios entre los hombres. Dispongámonos a vivir la experiencia de Pentecostés y llenarnos del Espíritu Santo que nos fortalezca, como a los discípulos, para anunciar a todos los hombres la alegría de la Resurrección de Jesús. Asumamos la necesidad de abrir caminos para que todos los hombres puedan experimentar la misericordia y el  amor de Dios manifestados en Cristo Jesús.

         Os invito a todos a cambiar el mundo colaborando con el DOMUND. Colaborad realizando un signo de comunión con vuestra ayuda económica, y sobre todo os animo a orar insistentemente por los misioneros y las misioneras que están cambiando el mundo mediante la siembra de las palabras de Cristo en lo que podríamos llamar primera línea de la misión, es decir, allí donde todavía el Evangelio no ha echado raíces profundas y necesita ser proclamado en medio de dificultades y persecuciones; de un modo especial oremos por los que pertenecen a nuestra Diócesis de Asidonia-Jerez, porque hacen presente la voz y el amor efectivo de nuestra Iglesia en los diversos lugares del mundo.

         Un abrazo afectuoso en María Nuestra Madre Inmaculada,


+ José Mazuelos Pérez
Obispo de Asidonia-Jerez


sábado, 21 de octubre de 2017

Comentario Evangelio Domingo 22 octubre 2017 - 29º Tiempo Ordinario -Ciclo A - Mt 22,15-21


¿A quién te vendes? ¿A quién nos vendemos? ¿A Dios? ¿Al “César, dinero, comodidad- placer-egoísmo”…? ¿De quién es nuestro corazón? ¿Del Padre que rodea al mundo con el amor del Hijo? ¿O del peso de lo que ata y no nos deja ser nosotros mismos? El Padre posee la capacidad de mirada más amplia y acogedora que podamos imaginar.
El que vive colmado por el “dios” dinero u otros “dioses”, no puede mirar, porque su codicia se lo impide. El dinero impide una mirada generosa, que es a la que nos lanza continuamente el banquete de la eucaristía.
Hay que mantener un equilibrio, pero el amor y Jesús siempre han de estar por encima. A Jesús lo ponen en la cuerda floja, él debe mantener un equilibrio pero sitúa por encima el amor. Esa ha de ser también nuestra ubicación, nuestro lugar en el mundo.
En este día del DOMUND ampliemos nuestra mirada a la realidad que nos ofrece el testimonio de tantos misioneros y misioneras en todo el mundo. San Damián el misionero de la isla de enfermos de lepra en Molokai, nos invita a olvidar al César y reconducirnos: “Pongámonos en las manos de Dios, como instrumentos en las manos del obrero. En la vida o en la muerte, seamos siempre de Jesús”.
Alentados por el testimonio y la intercesión de los santos misioneros, dediquémonos con pasión a ofrecer con generosidad los dones que hemos recibido.
Fernando Cordero, sscc.

viernes, 20 de octubre de 2017

¡Todos tenemos una Misión!

No hay misión pequeña, si el amor es grande. Conoce a los super héroes de hoy. Tú puedes ser uno de ellos. “Sé valiente, la misión te espera”   



Os recordamos que esta tarde  a las 20.30hs estamos invitados a la Vigilia de la Luz que organiza la Delegación Diocesana de Misiones en la Parroquia Ntra. Sra. del Pilar. También a las 20.00hs habrá un concierto oración  que organiza Cáritas Diocesana en el colegio Manuel Lora Tamayo.
    
















RECUERDA QUE COMO CADA VIERNES, TENDREMOS EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO DEL ALTAR A LAS 19.00H.

lunes, 16 de octubre de 2017

Vigilia de la Luz 2017

 Como ya sabes, el próximo domingo 22 de octubre, la Iglesia celebra la Jornada Mundial de las Misiones,  el Domund, una jornada misionera en la que de un modo especial, la Iglesia universal rezamos por la misión y los misioneros y colaboramos con nuestras aportaciones  con ellos. 
Desde la Delegación Diocesana de Misiones, nos invitan a todos a participar en la Vigilia  de la Luz. Este año se celebrará en la parroquia Nuestra Señora del Pilar (los Marianistas) el próximo viernes, 20 de octubre, a las 20:30 hs. Contaremos con la presencia del Coro Joven diocesano que nos acompañará en la oración.

El lema elegido para este año es: SÉ VALIENTE, LA MISIÓN TE ESPERA.
Apúntalo en tu agenda!!!!
 VEN, SÉ VALIENTE, LA MISIÓN TE ESPERA

jueves, 5 de octubre de 2017

“Sé valiente, la misión te espera”

El próximo 22 de octubre la Iglesia celebra la Jornada Mundial de las Misiones, es el Domund, una jornada misionera en la que de un modo especial, la Iglesia universal reza por la misión y los misioneros y colabora con ellos.
El lema del Domund de este año: “Sé valiente, la misión te espera” invita a ser valientes y comprometerse a fondo con la labor misionera de la Iglesia.
“Sé valiente”. El papa Francisco invita continuamente a retomar la audacia del Evangelio. Coraje y valentía para salir de nosotros mismos, para resistir la tentación de la incredulidad, para gastarnos por los demás y por el Reino, para soñar con llegar al más apartado rincón de la Tierra.
“La misión te espera”. Es la hora de tener valor para tomar parte en la actividad misionera de la Iglesia. Hasta el último confín, sin límites ni fronteras. Todos estamos llamados a la misión. El anuncio del Evangelio es una necesidad del creyente.
“La misión en el corazón de la fe cristiana”. Lo recuerda el Papa Francisco en su mensaje para la Jornada Mundial de las Misiones 2017. La mayoría de los bautizados viven la misión en su vida diaria, algunos son enviados por la Iglesia como misioneros; pero todos sienten la necesidad de transformar su existencia en un compromiso misionero. Se trata de “salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio” (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 20).
Con la Jornada Mundial de las Misiones, Domund, se apoya económica y espiritualmente a los territorios de misión, aquellos lugares del mundo donde el Evangelio está en sus comienzos y la Iglesia aún no está asentada. Estos territorios están confiados a la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, y dependen de la labor de los misioneros y del sostenimiento económico de las Obras Misionales Pontificias (OMP) de todo el mundo.
Desde OMP España nos invita a todas las comunidades cristianas a participar en las actividades de información, formación y cooperación misionera organizadas con ocasión del Domund.