jueves, 28 de enero de 2016

El amor y la guerra

Entre dos países vecinos la guerra se había hecho inevitable. Por ambas partes los señores feudales decidieron enviar espías para averiguar los puntos más débiles de la frontera del enemigo.
Tras un tiempo, los espías retornaron e informaron lo mismo por ambas parte, en toda la frontera había solamente un lugar adecuado para penetrar en el territorio del enemigo.

- Allí vive -dijeron- un pequeño pero laborioso campesino en una pequeña casa con su encantadora esposa. Están muy enamorados. Y se dice que son el matrimonio más feliz del mundo. Tienen un hijo. Si nosotros invadimos por medio de sus tierras, estropearemos su felicidad. Por consiguiente, no puede haber guerra.
Los señores entendieron los motivos y es obvio que no hubo guerra.


Reflexionemos...
-Esto es un sueño más que una realidad. Pero todavía soñamos con que la paz de unos pocos se pueda contagiar a muchos.
- Soñamos también con que los poderosos puedan descubrir los motivos sencillos que puedan librarnos de la guerra... 
- En realidad se anteponen los intereses colectivos -que muchas veces encubren intereses disfrazados de los importantes- a los derechos personales.

Extraído de "Parábolas en son de Paz" .
Herminio Otero (Ed. CCS)