martes, 2 de febrero de 2016

Los vientos de cara

«Hizo soplar en el cielo el viento solano, y con su poder dirigió el viento del sur» (Sal 78, 26)
Son los vientos portadores de sueños y también de miserias. Traen y acercan multitud de realidades. Unos días regalan oportunidades, otros nos bloquean impetuosamente. Unos nos acercan a personas o proyectos y otros son recordatorios de rutas por las que no conviene seguir. Cuando menos lo esperas se imponen y hasta molestan, y en cualquier momento nos susurran verdades que habíamos olvidado. Se trata de ver de dónde vienen y adónde van.


Hay un gran Viento, el del Espíritu, que también viene de cara y se encarga de recordarnos que su justicia y su misericordia son innegociables en nuestro mundo; que su Palabra no la puede difuminar la olvidadiza rutina y que su mano habita y comprende todos nuestros problemas. Dios es Viento de cara cuando refresca, avisa, nos muestra su rostro fiel y nos abre un nuevo camino donde pensábamos que ya no había salida.


¿Qué recordatorio «esencial» me va trayendo el Viento de Dios en este inicio del año? ¿Identifico algún viento de cara que me esté bloqueando el rumbo?


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