viernes, 5 de junio de 2015

Amar a fondo perdido

«Respondió: Amarás al Señor tu Dios con toda tu alma, con todas tus fuerzas, con toda tu mente, y al prójimo como a ti mismo» (Lc 10, 27)


El amor no puede ser un sucedáneo, un leve afecto, ni una conveniencia.
Es mejor amar del todo, aunque te rompas mil veces. Es mejor comprometerse con alguien, dejar que entre en tu intimidad, apoyar la cabeza en su hombro, dejarte abrazar en esas noches oscuras que todos tenemos.
¿Por qué amar a medias, si hemos sido creados para amar con locura?
¿Por qué mantener una distancia de seguridad respecto al prójimo, que puede ser hermano, vecino, compañero de camino, padre, hijo, enamorado, amigo?
Mejor amar.

 
¿A quién amas en este momento de tu vida?

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