lunes, 11 de mayo de 2015

Cuatro propuestas para ser "sal de la tierra" (I)


Primera propuesta : Compartir con los que nos rodean el entusiasmo por la vida.


« Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué será salada? » (Mateo 5,13)
Ser sal de la tierra es un don de Dios que queremos acoger con alegría. Al ser sal de la tierra, podemos comunicar un entusiasmo por la vida. Y cuando hacemos la vida hermosa para los que nos son confiados, nuestra vida adquiere sentido.

Si, dada la gran cantidad de obstáculos, nos preguntamos: "¿Por qué seguir luchando?" Debemos recordar que sólo un poco de sal es suficiente para darle sabor.

A través de la oración, aprendemos a mirarnos a nosotros mismos como Dios nos mira; Dios ve nuestros dones, nuestras capacidades.

No perder nuestro sabor significa comprometernos en cuerpo y alma, y confiar en los dones de Dios en nosotros.

  • ¿Podemos buscar, para nosotros mismos y para los demás, lo que nos hace crecer y nos lleva a realizarnos?
Extraído de www.taize.fr/es