sábado, 28 de marzo de 2015

Comentario Evangelio del Domingo de Ramos - ciclo B

Leemos el texto del evangelio de Marcos de la entrada de Jesús en Jerusalén.

Sabemos que Jesús fue peregrinando desde Galilea hasta Jerusalén para celebrar la Pascua.

En este caminar iba reflexionando con sus discípulos; lo hemos visto a lo largo de la cuaresma y en otros domingos en que leemos a Marcos.

Jesús por los textos vemos que obviamente contaba con la posibilidad de un final violento. No era un ingenuo. Sabía a qué se exponía si seguía insistiendo en el proyecto del reino de Dios. Tenía a las autoridades sacerdotales judías y a los romanos, por tanto, en su contra así como a los del partido Saduceo.

Y Jesús llegó a Jerusalén, y entró con los peregrinos por una de sus puertas.

¿Es verosímil una entrada triunfal de Jesús como a veces se puede presentar en la imaginación popular?

Bueno, podemos pensar en una "procesión" de campesinos con cantos y alabanzas a Yahvé por la alegría que suponía entrar en Jerusalén, seguramente por una de las puertas del este.

Jesús no era muy adicto a manifestaciones triunfales, por ello se puede pensar más bien en un gesto profético, sencillo, por ello, el ir montado en un asno, aunque con manifestación pública de alegría y fe.

Dándonos a la imaginación se puede pensar que ese mismo día pudiera haber otra procesión, esa sí con poder, fuerza y caballería. Por la puerta oeste entraría con una cohorte de soldados romanos, el prefecto Pilato. Había que mantener la "pax" romana a toda costa y demostrar que era el César quien mandada.

Se pone en evidencia el contraste entre el reino de Dios y el reino del César.

La Semana Santa es el relato de esta confrontación.



Marcelino Sánchez sj