Queremos compartir con todos cómo fue nuestra sesión del Seminario de
Espiritualidad Ignaciana. Nos tocaba comentar
y debatir el artículo que versa sobre los
laicos y los jesuitas. Cuaderno nº 48 EIDES: IGNACIO DE L.SEGLARES
Y JESUITAS. De J. Rambla sj.
Para
la lectura, relectura y reflexión personal y grupal del documento
teníamos una serie de preguntas que nos facilitaron en un díptico
unos días antes.
Sobre
la identidad laical se comentaba que es como un “sentirse
interiormente” seguidor de Jesús en su vida de laico en la
comunidad eclesial. Se recalca la importancia de tomar decisiones
para vivir la espiritualidad en profundidad, buscando sinergias con
otros laicos. Se remarca el hecho de sentirse en la comunidad
eclesial como “laica y mujer”. Un reto para la identidad laical
es cuando el sistema social plural desafía a la fe y desasosiega,
pero se conserva dicha identidad cristiana laical. De ahí la
dinámica profética: espiritualidad vs indiferencia religiosa . De
todas maneras pretendemos vivir la identidad laical propia en una
sociedad plural con alegría.
Sobre
el “poder”, hablamos de aprender a discernir su uso. Que su uso
revierta en el bien de los demás, convirtiéndose entonces en
“servicio”. Por ello hablábamos de aplicar siempre las
“sospecha" al ejercicio del poder al nivel que sea. Junto al
poder abusivo de unos, hay adulación y sumisión de los subordinados
muy frecuentemente en la Iglesia.
Sobre
el “placer” se comentaba que la antropología moderna ha ayudado
mucho a su valor y necesidad. La antropología aristotélica-tomista
era represiva de lo sensible, sensitivo y biológico por considerarlo
“inferior”, de ahí su desprecio y "pecaminosidad". El
gozar ordenada y sanamente de las cosas en la sociedad hedonista
actual tampoco ayuda. A veces esta situación no permite disfrutar en
profundidad de la vida. Por ello, el placer como un bien o medio
humano es necesario educarlo en libertad y responsabilidad.
En
relación con el binomio: Iglesia estructura o iglesia comunidad.
Decimos que hacen falta las dos. Pero se subraya que de principio, ha
de existir una comunidad, que a su vez ésta ha de organizarse y no
al revés. En la tradición, al laico se le ha infantilizado y
culpabilizado o también sobrecargado.
La
misión compartida entre laicos y jesuitas es un reto a construir. En
algunas instituciones como colegios y centros universitarios está en
avanzado proceso, en instituciones pastorales como parroquias o
iglesias está todavía muy incipiente.
En
nuestro caso, Parroquia Madre de Dios, está formándose una
"superestructura" llamada PAL (plataforma apostólica local
de Andalucía Occidental) en el marco de la formación de la
Provincia única de España, en la cual nos correspondería
intervenir para una coordinación pastoral, en la cual se pueda, a
corto y medio plazo, mantener en nuestra parroquia la identidad
ignaciana y la atención pastoral de algún jesuita. Para ello es
necesario un proceso de una gestión compartida entre laicos y
jesuitas. No hay soluciones simples y rápidas. Vemos necesario
entrar en un proceso a tres bandas: Compañía de Jesús, Diócesis y
comunidad parroquial.
Os invitamos a todos a nuestra próxima sesión: Darío Mollá. AYUDA ANTE LA DIFICULTAD Cuaderno nº67 de
EIDES. Se tendrá el Martes 27 de mayo de 2014.
Marcelino Sánchez, sj