Aquel mismo día, dos de
ellos iban a una aldea
llamada Emaús, distante a
unas dos leguas de
Jerusalén. Iban comentando
todo lo sucedido. Mientras
conversaban y discutían,
Jesús en persona los alcanzó
y se puso a caminar con
ellos. Pero ellos tenían los
ojos incapacitados para
reconocerlo.
Lucas 24, 13-16
Muchas veces me he
preguntado ¿dónde puedo
encontrarte? Y lo cierto es
que parecía que sólo en
experiencias únicas, en
momentos especiales o
situaciones extraordinarias
tú te hacías
presente. Pero
estos últimos
meses me has
sorprendido.
Precisamente no
había mucho de
extraordinario ni
de especial, más
bien había
monotonía, pero
apareciste en la rutina, en
lo cotidiano. Siempre me
empeñaba en buscarte lejos
pero has aparecido muy
cerca, en la normalidad del
día a día, en esas gentes
que con sus cariños,
palabras y gestos forman
parte de cada día.
Señor, enséñanos
a encontrarte, escondido,
en lo cotidiano.
Extraído de Pastoral sj
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