Si a la jardinería se le pudiera aplicar el término con el que hablamos de “alta” costura, podríamos decir que la parábola de hoy nos habla de “alta” jardinería, por la labor tan meticulosa, delicada y cuidadosa que ha de realizar Dios Padre. Él, como siempre, se las ingenia para que la mala hierba no destroce las espigas, las flores, los frutos, lo bueno que hay en cada uno de nosotros.
De nuevo, Fano nos habla de la espiritualidad del Corazón de Dios. En su Corazón es donde realmente podemos crecer y sacar el esplendor de criaturas que están íntimamente conectadas con su Amor. Dios nos da tiempo, tiene una paciencia infinita… Y eso es muy de agradecer. En el tiempo de las prisas, el Padre nos espera para que no nos “estropeemos”. Cuenta con la ayuda del mejor jardinero, que es Jesús. Él va haciendo los trasplantes necesarios. Tengamos también nosotros paciencia con los demás, como Dios nos enseña.
Fernando Cordero, sscc