viernes, 7 de abril de 2017

UN BUEN DÍA PARA ENCONTRARSE CON DIOS

«Reunidos los apóstoles con Jesús le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Y les dice: Venid vosotros solos a un lugar apartado, y descansad un poco. Porque eran muchos los que iban y venían, y ni siquiera tenían tiempo para comer. Se marcharon, pues, en la barca a un lugar apartado ellos solos”. (Marcos 6, 30-32)
        Con estas palabras de Marcos, comenzamos nuestro retiro de Cuaresma en un pueblo maravilloso, Prado del Rey y un día de sol radiante, ideal  para encontrarnos con Nuestro Señor.
        El tema central de oración fue el silencio. Silencio para poder escuchar la voz de Dios en mi vida, silencio para escuchar la voz de los demás, silencio para escuchar mi propia voz... Silencio para escuchar…
        Los momentos de oración fueron muy intensos, pero también los de encuentro con  hermanos y hermanas de las parroquias de San Benito,  la Granja,  Prado del Rey y cómo no, de Madre de Dios. Qué maravilla experimentar el encuentro con los hermanos y qué regalo  de Dios al darme la oportunidad de compartir otras realidades, otras vidas, otras experiencias, y saborear lo grande que es su Reino. La acogida de nuestros hermanos y hermanas de Prado del Rey fue increíble. Cada año preparan estos momentos de retiro con un esmero inigualable. Derrochan amor a cada instante, en la acogida, en la preparación de los diferentes momentos del día, en la forma de dividir los grupos de trabajo (este año nos han regalado un misterio del rosario cuyas bolas eran de diferentes colores, pero al contrario de lo que pensábamos todos, el color de las bolas no determinaba los grupos, sino el color del elástico con el que se unían las mismas). Si los momentos de oración fueron estupendos, no lo fueron menos los de convivencia, pudiendo disfrutar de una comida comunitaria en la plaza y de un magnífico y divertido flashmob con la canción “Hoy ya soy feliz, misericordias” del encuentro de la Juventud de Cracovia 2016 con la que los jóvenes de la parroquia de Ntra. Sra. del Carmen y sus catequistas, nos pusieron a bailar alabando y dando gracias a Dios.
        Disfruté enormemente de sentirme Iglesia. A veces las prisas y afanes de la vida cotidiana no me dejan disfrutar del silencio y la tranquilidad en el encuentro con Dios. Otras,  al quedarme en mi realidad  no disfruto de los hermanos que tengo cerca en mi propia parroquia, y otras veces, mi torpe visión de “terruño”, no me deja ver la grandeza de nuestra Iglesia y disfrutar de la maravilla que es el encuentro con hermanos y hermanas de nuestra diócesis. El momento de la Eucaristía fue alucinante, el Gran Milagro de sentirnos hijos de Dios y hermanos todos compartiendo y celebrando la Vida entregada por nosotros y Regalándose a través del pan y del vino. Celebración exultante del Gran Milagro del Amor.

Mamen


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