jueves, 27 de abril de 2017

Partículas de formación... Primera Comunión

Ahora que estamos a punto de celebrar en la parroquia las Primeras Comuniones quería escribiros acerca de esta expresión.
         
La expresión “Primera Comunión” se refiere a la primera vez que se recibe el sacramento de la eucaristía. Desgraciadamente, muchas veces es la primera y la última que se recibe. Antiguamente, la eucaristía era un sacramento que se recibía de mayor, cuando el neófito se introducía en la comunidad, tras haber recibido el bautismo y la confirmación (cristiano adulto). La Eucaristía es el culmen de la Iniciación Cristina. El Papa San Pío X en 1910 estableció la posibilidad de dar la comunión a los niños con uso de razón, y establecía la edad de siete años para este sacramento junto con el de la penitencia. Este es el momento en el que se invierte el orden de la iniciación cristiana, anteponiendo la eucaristía a la confirmación, para que no se diera una aglutinación de sacramentos (penitencia, confirmación y eucaristía), perdiendo esta iniciación cristiana el sentido original y pleno. Cierto es que esta edad de uso de razón era la que era capaz de distinguir el pan cotidiano con el Cuerpo de Cristo, y esto, no muchas veces lo tenemos claro ni los propios adultos. San Pío X también hablaba de la preparación para este sacramento con catequesis preparatorias.
         ¿Por qué se le llama a este sacramento el sacramento de la comunión? Ciertamente, la Eucaristía es el Sacramento que realiza la Comunión del cristiano con Dios (comunión vertical) y la Comunión de todos los cristianos entre sí (comunión horizontal). Recibimos a Cristo Eucaristía para ser más como Cristo: hay un dicho que dice “somos lo que comemos”. Además, Henri de Lubac en su obra Meditación sobre la Iglesia afirma que “La Iglesia hace la Eucaristía y la Eucaristía hace la Iglesia”. La primera afirmación se refiere a la celebración de la Eucaristía y presidencia por parte del sacerdote, ministro de la Iglesia. Y la segunda: sin eucaristía no hay Iglesia, porque necesitaría algo que es esencial para la Iglesia, la comunión, que se expresa y realiza en la Eucaristía.
         La palabra comunión viene del griego koinonía, y dice mucho de la primera comunidad cristiana, que después ha sido una de las características propias de la Iglesia, junto con la liturgia (celebración de la eucaristía), martyria (predicación de la Palabra de Dios) y diakonía (servicio a los demás).
Por esto mismo, muchas veces se habla que hay personas que no pueden comulgar ya que no solo se recibe el Cuerpo de Cristo, sino que al comulgar se está expresando la comunión con la Iglesia. Y hay acciones nuestras que nos hacen romper con esta comunión. Hay pecados que, cuando se cometen, incurren en una pena canónica impuesta por la Iglesia para expresar la gravedad del mismo, y hacer reaccionar a la persona. Esta pena canónica puede ser la excomunión latae sententiae en la que se incurre con dichos pecados, y sabiendo esta pena. Pecados con esta pena son el aborto consentido, atentar contra las Especies Eucarísticas, atentar contra el Papa, revelación del secreto de confesión… Para el levantamiento de dicha pena y perdón de los pecados, el confesor debe tener la licencia para dicho levantamiento. El Papa Francisco ha concedido la licencia de absolver el pecado de aborto a todos los sacerdotes y de manera permanente. El resto, se tendría que recurrir a la autoridad competente. La excomunión impide a la persona acercarse a cualquiera de los sacramentos, a no ser el del perdón y con el debido arrepentimiento.
La ruptura de la comunión produce el cisma (en lo disciplinar) y la herejía (fe), que a lo largo de nuestra historia se ha manifestado y nos ha dividido. Pero la Iglesia sigue buscando esa comunión plena entre católicos, ortodoxos, luteranos, anglicanos… con la intención del mismo Señor “que sean uno” Jn 17, 21, trabajando el ecumenismo.
La comunión es algo muy importante en la Iglesia, y la eucaristía nos ayuda a vivirla y manifestarla. Por eso es tan importante que nuestra parroquia viva esta expresión de comunión en la Misa Dominical, celebrando los distintos grupos, movimientos, asociaciones… todos los que participamos en una misma acción pastoral en Parroquia Madre de Dios.
 Pidamos al Señor por estos niños que pronto van a recibir al Señor por vez primera, para que Él los cautive y deseen vivir como Él. Que no sea la primera, sino el inicio de una historia preciosa de Amor. Y a nosotros, que nos ayude a vivir esta comunión con Dios y con la Iglesia que se manifiesta precisamente en la eucaristía, y que, signo de esta realidad es la Eucaristía Dominical, donde todos nosotros nos unimos para nutrirnos del Señor, los que compartimos la misma comunión, Palabra, servicio y celebración. En la misma eucaristía hay una oración epiclética sobre los que la celebramos que dice: “Te pedimos, Señor, que el Espíritu Santo congregue en la unidad, a cuantos participamos del Cuerpo y la Sangre de Cristo”. Así, el Cuerpo de Cristo (eucaristía) edificará el Cuerpo de Cristo (Iglesia).

Antonio Luis Sánchez Álvarez,

párroco.

2 comentarios:

  1. Está muy bien que lo leamos los padres antes de llevar a nuestros hijos a dar el paso de recibir al Señor por primera vez y que no quede en una celebración más sino en una vida caminando junto a Él

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  2. Gracias por la reflexion tan interesante. Es muy importante saber de donde viene cada accion.

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