La invitación que nos hace el Evangelio a orar, a través del
Padre Nuestro, nos anima a acercarnos al Corazón del Padre, que nos regala su
amor y siempre está disponible para lo que necesitemos.
La insistencia en la oración es importante. Igual que insiste el
que necesita algo en una urgencia, así también nosotros hemos de practicar la
constancia. Ser constantes en nuestras relaciones con Dios, porque Él siempre
nos espera y nos cuida. Démosle el alegrón de cuidar nuestra oración, nuestro
contacto con Él, de manera íntima, como se trata a un amigo y nos enseña Teresa
de Jesús.
Y pidamos. Ya muy cercana la JMJ de
Cracovia, nos acordamos de tantos jóvenes del mundo entero que quieren ser
testigos del Señor Jesús. Y de nuestro papa Francisco.
Fernando Cordero, sscc