Durante, al menos, dos años de preparación, los niños y niñas se han ido
formando poco a poco en los fundamentos de la fe o iniciación cristiana
–iniciación que se completará con el sacramento de la Confirmación-.
Este proceso puede resultar
largo, (para algunos) pero no menos enriquecedor, tanto para la vida de fe del
niño, como para la familia que lo acompaña y la Comunidad Cristiana que lo
acoge.
Los chicos y chicas durante
estos años han crecido no sólo en estatura, sino también “en
sabiduría y en gracia ante Dios y los hombres”, y sus familias aprecian este tiempo y lo estiman necesario para que la “semilla” que se plantó en
su bautismo empiece a dar sus frutos, tales como:
- el descubrir que la vida es un regalo de
un Dios Padre, que nos la da por amor y para amar;
- el
conocer a Jesús, hecho hombre que pasó por el mundo “haciendo
el bien” (milagros)
y anunciando la Buena Noticia del Reino (parábolas); que nos dice cuánto nos quiere, hasta dar
la vida por nosotros; y que sigue vivo
entre nosotros y se nos da como alimento con su Palabra y Pan de vida (eucaristía); - el vivir la alegría del perdón y el ser capaz de perdonar a los demás …
Naturalmente,
todas estas vivencias no se pueden “conocer” en un mes, ni en dos, ni en un
año, ni en…. Es tarea de toda una vida. De ahí, la importancia de entender la catequesis
como proceso.
No lo olvidemos!!!!!!!!