El Señor nos dice en el Evangelio
que somos la luz del mundo y la sal de la Tierra (cfr. Mt 5,13-16). Es misión
nuestra seguir llevando el mensaje de Jesús a todo el mundo, para cambiarlo y
hacerlo más justo.
Este tiempo de
Navidad es un tiempo en el que las personas son más solidarias, más generosas,
miran con ojos diferentes a los más necesitados,… Jesús hace que se ablande
nuestro corazón, porque la grandeza de Dios se hace pequeñez, sencillez, y esto
nos marca el perfil de la Navidad.
No pretendamos que
Jesús nos agarre de la mano para darla a otro, ni que nos meta la mano en el
bolsillo para ser generoso, ni que nos obligue a dar de comer a quien lo
necesita… Jesús toca nuestro corazón para animarnos a seguir su ejemplo.
Que Jesús nazca en
nuestro corazón para que seamos misioneros suyos, corazones que transmitan la
alegría del Dios-con-nosotros, y así podamos ser Luz suya y Sal que haga
cambiar el mundo. Y que nuestra Parroquia sepa dar los pasos del Maestro para
que, en comunión, seamos más fieles a su Palabra. María nos ayude a tan buen
propósito.
Nunca olvides que sin Cristo, no existe la Navidad.
¡FELIZ NAVIDAD!
Antonio Luis
Sánchez Álvarez
Párroco de Madre
de Dios