jueves, 2 de abril de 2015

Comentarios homiléticos a la misa de la Cena del Señor. Jueves Santo

Contemplamos el texto del evangelio de Juan del llamado "lavatorio de pies".
Se trata Cena de despedida de Jesús la víspera de su muerte. No sabemos exactamente si fue una cena pascual o no, porque en realidad fue la víspera del día pascual propiamente.

Jesús comparte con sus amigos la mesa, la vida y el mensaje del Reino es lo que diríamos nosotros en resumen.
Los sinópticos traen los gestos sobre el pan y el vino que son los que proclamamos cuando celebramos la eucaristía.
 
Juan trae el episodio del lavatorio de pies de los discípulos.
¿Cómo interpretar el gesto de Jesús de lavar los pies a sus discípulos?
Tradicionalmente se ha dicho: Pues por amor. Obviamente. Pero dicho así es demasiado simplista y desde una mentalidad esencialista y ahistórica.

Parece necesario matizar con reflexiones como:
1º Contextualizando el hecho en el patriarcalismo tradicional israelita.
El lavado de pies en su cultura era de criados, de esclavos o de mujeres
2º El gesto de Jesús rompe con el rol tradicional masculino que se espera de un varón honorable. Lo que Jesús hace es insólito y escandaloso. De ahi la oposición de Pedro.
3º Entonces, deducimos que Jesús presenta una alternativa en la relación humana: hombre-mujer, masculino-femenino, hermano-hermana
Una relación que prima la igualdad, sin pretensión de dominio o fuerza.
Una relación en dinámica de servicialidad y ayuda.
Una relación comunitaria y festiva con los más necesitados.
4º Otros pasajes, tanto en los sinópticos como en el propio Juan se presenta, de alguna manera, una masculinidad alternativa de Jesús:
Él es un  célibe expuesto a la cercanía afectiva de mujeres y hombres y en comunidad de amigos y amigas.

Este plan de vida de Jesús es chocante con la vida tradicional judía y aún también de la sociedad tradicional humana que vivimos actualmente.
Las comunidades cristianas que se han sucedido en estos dos mil años de cristianismo algo han querido vivir del estilo de Jesús, pero sin duda se han quedado muy cortos.

La vida de Jesús y su evangelio tiene mucho horizonte todavía para vivirlo plenamente.

Marcelino Sánchez sj