sábado, 10 de enero de 2015

Comentario homilético – Domingo Bautismo – Ciclo B

Terminando el ciclo de Navidad tenemos este domingo 1º del Tiempo Ordinario con el relato del Bautismo de Jesús.
Marcos presenta sucintamente el relato indicando que Jesús se puso a la fila de personas para ser bautizadas por Juan y éste lo bautizó, señalando a continuación una "teofanía": una manifestación de Dios (signos en el cielo, una paloma y una voz).
Unos preámbulos.
* El movimiento de renovación impulsado por el Bautista debió de impactar en la sociedad israelita de su momento.
* Él practicaba un bautismo de conversión a orillas del Jordán y hacía una fuerte crítica social y religiosa a la sociedad de su época. La gente lo consideraba un profeta al estilo del profetismo tradicional israelita.
* Jesús, indudablemente se sintió impactado por el llamamiento de Juan, se hizo bautizar por él y se enroló en su movimiento.
Dos puntos teológicos del texto:
* Jesús experimentó en su bautismo su filiación divina. De alguna manera se sentía amado especialmente por Dios.
* Jesús se sintió capacitado para una misión: la anunciar del Reino de Dios, porque a partir de entonces es cuando comienza su vida pública.
Unos puntos a considerar para nosotros:
* Nosotros cuando nos bautizamos, somos sumergidos en el agua por la muerte de Jesús para vivir una vida nueva al salir del agua por su resurrección. Este es el sentido antropológico y teológico del Bautismo.
* Por ello, bautizarse es renovarse para vivir como persona nueva.
* Tercero, el Bautismo nos compromete a vivir como vivió Él, con y para los hermanos.
* Y cuarto: A trabajar con Jesús en la construcción del Reino de Dios.
El sentido del bautismo, por ello es incorporarse a la comunidad, a la Iglesia y ser corresponsable con los hermanos en el testimonio del Evangelio. Es decir "ser mayor de edad" en la fe.
Marcelino Sánchez, sj