sábado, 22 de noviembre de 2014

Comentario Evangelio del domingo 23 de noviembre - Festividad de Cristo Rey (34 tiempo ordinario, ciclo A)


Para comprender bien el mensaje de este relato unas consideraciones previas:   
  
1.       El marco litúrgico es el fin del año.

2.     El relato de Mateo está expresado en literatura apocalíptica y escatológica y unido a los discursos de Jesús en “la crisis final de la historia”: El pueblo de Israel esperaba un Mesías que viniera a hacer justicia a sus gentes y a castigar a sus enemigos.

3.     Además estamos cronológicamente en los últimos días de Jesús antes de su pasión.

4.     Es la tercera y última parábola de las llamadas de “crisis” propias de Mateo.

5.     Por otra parte recuerda el fresco del Juicio Final que Miguel Ángel pintó en la Capilla Sixtina. Se ha leído mucho en esa mentalidad judicial.

6.     Y dilucidar por último, teniendo en cuenta todo lo anterior: ¿Cuál es la finalidad del texto?:  ¿Se trata de revelar dogmáticamente lo que ocurrirá y cómo ocurrirá al final los tiempos? O más bien ¿Se trata de advertir, exhortar y animar a los lectores a convertirse a Cristo e identificarlo en la imagen real de los que sufren y necesitan ayuda?


Para nosotros que estamos en otro contexto:

1.       La parábola ha de sugerir a cada uno una moraleja personal.

2.     Constatar los cuatro personajes de la escena y sus simbolismos: “Hijo del hombre y Rey” (Jesús), ovejas y cabras (unos y otros) y “mis humildes hermanos” (¿la primitiva comunidad?).

3.     La escena se concentra en un diálogo entre el “Rey” y dos grupos de personas: los que han aliviado el sufrimiento de los necesitados (buenos) y los que han vivido negándoles su ayuda (malos).

4.     Lo decisivo en la fe cristiana es el amor práctico y solidario a los necesitados de ayuda. Este amor se traduce en hechos muy concretos. Lo decisivo ante Dios no son las acciones religiosas, sino los gestos humanos de ayuda a los necesitados. Puede tratarse de una persona creyente o de un agnóstico.

5.     La fe es salida de uno mismo al encuentro de Dios y consecuentemente de los hermanos. No hay otra dinámica para una conciencia humana verdadera y creyente.


6.     En cada persona que sufre Jesús sale a nuestro encuentro, nos mira, nos interroga y nos suplica. Esta sería la moraleja que podríamos deducir de la parábola.

 Marcelino Sánchez sj