viernes, 31 de octubre de 2014

¿Qué es un santo?

Un día, en un grupo de catequesis, la catequista preguntó a uno de los niños que estaba distraído:

- Danielito, ¿qué es un santo?

Danielito se vio pillado por sorpresa y no sabía qué responder. Tan sólo se le venían a la cabeza las imágenes de las vidrieras que adornaban su parroquia, donde aparecían diferentes santos. Pensando en ellas, dijo:

- Un santo es una persona grande, frágil y que deja pasar la luz.

La catequista quedó admirada por la respuesta y lo felicitó. 

- Ciertamente, eso es un santo. Una persona:

Grande: grande delante de Dios y de los hombres. Una persona que sabe hacer, de las cosas sencillas, cosas importantes. Una persona que sabe escuchar, servir, sonreir, consolar... Una persona normal pero que no quiere quedarse en la mediocridad, sino que quiere que su vida sea plenamente feliz.

Frágil: los santos, como las vidrieras de cristal, también son frágiles, se rompen. Son y se saben pecadores. Ser santo no significa que no caigan, que no pequen, que no se equivoquen... sino que significa que son capaces de reconocer su debilidad. No se fían de ellos mismos, sino que ponen toda su confianza en el amor misericordioso de Dios.

Deja pasar la luz: un santo es alguien que lleva a Dios dentro y se nota. Dios se desborda por cada poro de su piel, por cada momento de su vida. El santo sabe que el importante no es él, sino Dios, y deja que Dios le pase, deja que Dios le traspase en su familia, en sus amigos, en su vida...

Tenía razón Danielito. Un santo es una persona grande, frágil y que deja pasar la luz. Alguien podría añadir: "de colores"; pero bueno, esa condición no es indispensable...