sábado, 18 de octubre de 2014

Comentario Evangelio del domingo 19 de octubre (29 tiempo ordinario, ciclo A)


Continuamos leyendo a Mateo en el contexto de los días anteriores a la Pascua. Es un momento de mucha tensión entre Jesús y los dirigentes religiosos judíos.

Aquí entran en escena los fariseos coaligados con los herodianos, obviamente ligados al "statu quo" romano que no quieren perder su privilegio en la situación social que Jesús está claramente criticando.

En el diálogo con Jesús hay por una parte un elogio sarcástico e insólito y por otra una pregunta fina y comprometedora. Es una "pregunta-trampa". Es una pregunta sin respuesta auténtica porque sería acusado de "colaboracionista" o bien de "subversivo".

Ellos están en un contexto de sumisión a Roma de la que querrían liberarse, pero por otra parte gozan del poder y el control sobre su pueblo que Roma les permite y tienen los beneficios económicos correspondientes.

Jesús está al margen de ese sistema. No está al servicio del Imperio; ha entrado en la dinámica del Reino de Dios. No vive para desarrollar el Imperio, sino para hacer posible la justicia de Dios en la base del pueblo de Israel.

En el pensamiento de Jesús, "Dios y el César" no son como dos poderes que pueden exigir cada uno sus derechos a sus súbditos. La división de poderes y de ámbitos religioso y político es una cosa actual. Jesús piensa  que a Yahvé le pertenece todo como dice el salmo: la tierra y todo lo que contiene, el orbe y todos sus habitantes. Por eso en la respuesta Jesús va al fondo de la cuestión: La cara del César, el poder del dinero.

Entonces nos preguntamos: ¿Qué le puede pertenecer al César, que no sea de Dios?

En el pensamiento de Jesús: Sólo su dinero injusto.

Jesús diría: Si estáis comprometidos con el dinero injusto, soltad prenda... Pero al final Dios juzgará.

¿A qué Señor estamos sirviendo de verdad en nuestra vida?

¿Cuáles son los valores fundamentales que mueven nuestra vida?



                                               Marcelino Sánchez sj