"Cada vez que leo el Evangelio, encuentro a Jesús", explica
El Papa dice que el Evangelio se anuncia con humildad
Insiste en recomendar "comprar un Evangelio pequeño y llevarlo en el bolsillo"
No se anuncia el Evangelio para convencer con palabras sabias, sino
con la humildad, porque la fuerza de la Palabra de Dios es Jesús mismo y
sólo quien tiene un corazón abierto lo acoge. Es cuanto dijo, sin
síntesis, el Papa Francisco, al reanudar, tras la pausa del
verano europeo, la Misa matutina con la participación de algunos fieles
en la capilla de la Casa de Santa Marta.
El Santo Padre explicó lo que significa la Palabra de Dios y como acogerla. Y destacó que San Pablo recuerda a los Corintios que no anunció el Evangelio basándose en discursos persuasivos de sabiduría:
"Pablo dice: ‘Pero, yo no he venido entre ustedes para
convencerlos con argumentos, con palabras, o incluso con bellas
figuras... No. Yo he venido de otro modo, con otro estilo. He venido
sobre la manifestación del Espíritu y de su poder. Para que su fe no
estuviera fundada en la sabiduría humana, sino en el poder de Dios'. De
este modo, la Palabra de Dios es una cosa diferente, una cosa que no es
igual a una palabra humana, a una palabra sabia, a una palabra
científica, a una palabra filosófica... no: es otra cosa. Viene de otro
modo".
Es cuanto sucede con Jesús, cuando comenta las Escrituras en la Sinagoga de Nazaret,
donde había crecido. Sus conterráneos, inicialmente, lo admiran por sus
palabras, pero después se enfurecen y tratan de matarlo: "Pasaron de
una parte a la otra - explicó el Papa - precisamente "porque la Palabra
de Dios es una cosa diversa con respecto a la palabra humana".
En efecto, Dios nos habla en el Hijo, "es decir, la Palabra de Dios es Jesús, Jesús mismo" y Jesús "es motivo de escándalo. La Cruz de Cristo escandaliza.
Y esa es la fuerza de la Palabra de Dios: Jesucristo, el Señor. ¿Y cómo
debemos recibir la Palabra de Dios? - se preguntó Francisco -. Como se
recibe a Jesucristo. La Iglesia nos dice que Jesús está presente en la
Escritura, en su Palabra". Por esta razón - afirmó el Pontífice - es tan
importante "leer durante la jornada un pasaje del Evangelio":
"¿Para qué? ¿Para aprender? ¡No! Para encontrar a Jesús, porque
Jesús está precisamente en Su Palabra, en su Evangelio. Cada vez que yo
leo el Evangelio, encuentro a Jesús. ¿Pero cómo recibo esta Palabra?
se la debe recibir como se recibe a Jesús, es decir, con el corazón
abierto, con el corazón humilde, con el espíritu de las
Bienaventuranzas. Porque Jesús ha venido así, en la humildad. Ha venido
en la pobreza. Ha venido con la unción del Espíritu Santo".
"Él es la fuerza - prosiguió explicando Francisco - es Palabra de
Dios porque está ungido por el Espíritu Santo. También nosotros, si
queremos escuchar y recibir la Palabra de Dios, debemos rezar al
Espíritu Santo y pedir esta unción del corazón, que es la unción de las Bienaventuranzas. Un corazón como es el corazón de las Bienaventuranzas":
"Nos hará bien hoy, durante la jornada, preguntarnos: ‘Pero, ¿cómo
recibo, yo, la Palabra de Dios? ¿Cómo una cosa interesante? Ah, el
sacerdote hoy ha predicado esto... ¡pero qué interesante! ¡Qué sabio
este padre!', o la recibo así, sencillamente ¿porque Su Palabra es Jesús
vivo? Y soy capaz - ¡atentos a la pregunta! - ¿soy capaz de comprar un
Evangelio pequeño? - ¡cuesta poco, eh! - ¿comprar un Evangelio pequeño y
llevarlo en el bolsillo, llevarlo en la cartera y cuando puedo, durante
la jornada, leer un pasaje, para encontrar a Jesús allí? Nos harán bien
estas dos preguntas. Que el Señor nos ayude".
Extraído de Religión Digital