martes, 9 de septiembre de 2014

Gracias

Josep F. Mària. [Al cor del món/Pregaria.cat] A los niños bien educados les han enseñado a decir gracias cuando reciben un regalo. Y en castellano se dice: “es de bien nacido ser agradecido”: dar gracias por tal o cual cosa que recibimos.
Pero hay momentos en que sentimos que tenemos que dar gracias sin que haya ningún regalo o ninguna causa concreta para agradecer. Momentos en que, si encontráramos palabras, no podríamos decir “Gracias por haberme dado esto”, ni “Gracias por haberme dicho aquello”, ni “Gracias porque (no) me ha pasado lo otro”. En estos momentos, difíciles de describir y aún más difíciles de explicar, parece como si el tiempo se detuviera y la paz nos invade. Estos momentos se relacionan tal vez con la contemplación de un paisaje bonito, pero nos llevan más allá del paisaje; aparecen cuando somos testigos de un gesto generoso, pero nos llevan más allá del gesto. Y nos sentimos llenos de un sentimiento profundo de gratitud.
Dice la tradición franciscana que en una ocasión San Francisco despertó al pueblo de Asís con un repique de campanas en plena noche. Cuando la gente se levantó y fueron alarmados hacia la plaza de la iglesia, Francisco les dijo: “¡Mirad qué luna más bonita que hay esta noche!”. ¿Locura, broma de mal gusto o invitación a agradecer la profundidad última del mundo?
Momentos como este se pueden llamar momentos de gratitud fundamental, porque afectan las raíces o el fundamento de nuestra vida: nos cambian por dentro, de manera que nuestras acciones de cada día ganan en capacidad de apreciar la bondad de las personas, en serenidad para afrontar situaciones complejas, en paciencia y esperanza para hacer frente al sufrimiento, en ganas de festejar con los que están contentos.
Los momentos de gratitud fundamental son inesperados y no los podemos provocar con la fuerza de nuestra voluntad: sólo podemos acogerlos cuando llegan. Pero ser agradecidos en las situaciones de cada día, y detener regularmente la actividad para contemplar la vida sin prisas son hábitos que nos prepararán para reconocer esos momentos cuando se presenten.
Después de uno de estos momentos de gratitud fundamental, Violeta Parra escribió una canción: “Gracias a la vida”. Y después de otro de esos momentos, Francisco de Asís escribió el “Cántico de las Criaturas”.
- ¿Qué momentos de gratitud fundamental he experimentado en la vida?
- ¿En qué situaciones de cada día soy agradecido a la gente? ¿En qué podría serlo aún más?
Extraído de http://blog.cristianismeijusticia.net