La imagen nos trae este matrimonio entre la roca y el agua. La roca dura y firme y el agua blanda y móvil.
Si el agua fuera dura, como la roca, se rompería, pero la cualidad del
agua es que sabe adaptarse, se amolda, se acompasa. El agua sabe danzar y
recolocarse.
Esta imagen puede ser una expresión de la humildad, de la capacidad para
adaptarse, para bailar con la adversidad, para saber resituarse, con
gracia, con humor, con desprendimiento de sí. Muchos sufrimientos nacen
de la rigidez y del orgullo cuando chocamos con la dureza de los demás,
con las contradicciones de la vida.
No necesitamos ser más fuertes, no necesitamos imitar la firmeza, la
fuerza o las armas de los otros. Necesito aprender a ser como el agua.
Extraído de http://marianamogas.blogspot.com.es