martes, 30 de noviembre de 2010

PREPARÉMOSNO EN ADVIENTO

El adviento que comenzamos es tiempo de disponerse a algo grande, es tiempo de disponernos a un encuentro, algo que no por sabido deja de ser nuevo. Un encuentro con un Dios al que, una vez más, admiramos como ser humano. Un encuentro con una lógica (la de la encarnación, un Dios capaz de hacerse humano con todas sus consecuencias), que nos desborda.
¿Cómo prepararse? Desde la gratitud por lo que uno tiene. Desde la escucha de esas promesas de un Dios que te dice: «vengo a tu mundo, a tu vida, a tu historia, para estar presente ahí. Vengo a ti.»
Para vivir el Adviento, tenemos que echar una mirada al mundo, a la realidad, que nos está tocando vivir; un Adviento para suplicar la Paz en medio de tanta guerra, un Adviento para clamar por la Justicia embarcados en tanta indignidad injusta, un Adviento para trabajar por la Fraternidad en una realidad de relaciones destrozadas y maltrechas, un Adviento para deshacernos en compartir en medio de las infinitas carestías, un Adviento para acompañar dolores al lado de la infinitud de personas sufrientes. Un Adviento para, conscientes de nuestra pequeñez y finitud, elevar ojos y manos al cielo gritando, pidiendo, suplicando, llorando esperanza.
Puede que las luces de las bombillas, además de consumir demasiado, cieguen nuestros ojos y no nos dejen ver las estrellas.


Pero a pesar de eso deberemos seguir buscándola. Puede que Belén con “su portal”, no estén a la vuelta de la esquina, o sí, pero habrá que encaminar nuestros pasos hacia él. Puede que el peso de los “regalos”, nos resten ligereza.
Nada, nada, puede separarnos del Amor que se nos regala constantemente y tratar de vivir en Esperanza hacia la Natividad que no deja de producirse. Que Dios nos conceda el regalo de un Adviento vivido, caminado paso a paso, con humildad y con Esperanza hacia la Navidad, para que Su Reinado no deje de hacerse presente entre todas las personas, Esperando contra toda esperanza.
JOSÉ LUIS GRAUS PINA