Jn 3, 16-28
Dice el Evangelio de Juan: “Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único…”. El Amor de Dios nos regala a su Hijo gracias al fuego, a la cadena de Amor del Espíritu.
El Amor es un misterio. El misterio es grandísimo, lo abarca todo. De alguna manera, el misterio es inexplicable. No tenemos palabras.
Esta semana, nuestro amigo Fano, nos explica con su imaginación y el diálogo con sus amigos teólogos de Málaga, una imagen muy bonita para intentar comprender a este Dios, que siendo uno, es trino: un Dios verdadero y tres personas distintas (Padre, Hijo y Espíritu Santo). En verdad, Dios es comunidad, comunidad de Amor, a lo que estamos llamados nosotros como Iglesia.
La ocurrencia de Fano gira en torno al agua, tres estados en una materia:
Dios Padre es un amor sólido que se derrite por mí, por cada uno de nosotros.
Dios Hijo es agua viva que se desborda de amor por mí, por cada uno de nosotros.
Dios Espíritu Santo, que invisible sube al Cielo y es motor como el vapor.
Entremos, amigos, en la corriente de amor, en el agua sólida, líquida y gaseosa del Amor de Dios.
Dibu: Patxi Velasco FANO
Texto: Fernando Cordero sscc