En este martes, V del Tiempo Ordinario, y festividad de la Virgen de
Lourdes, la Iglesia nos invita a celebrar la Jornada Mundial del Enfermo. Una celebración que, en España, da inicio a la Campaña que
discurrirá hasta la Pascua del enfermo el VI domingo de Pascua.
El tema para esta Jornada es «Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré» (Mt 11, 28). Éste supone una invitación a
poner nuestra mirada en quienes están cansados y agobiados por la
enfermedad y llevarles el alivio de Cristo.
En particular, este año se nos propone fijarnos en una de las causas de ese cansancio que piden ser aliviadas: la soledad. Con sólo echar una vista a
los datos de la soledad nos damos cuenta que tiene las dimensiones
de una auténtica epidemia. Según el Instituto Nacional de Estadística, se estima que en España hay 4,7 millones de hogares unipersonales. Dos millones de personas mayores de 65 años viven solas.
Más de 850.00 mayores de 80 años viven solos y muchos presentan
problemas de movilidad. Solo estas cifras son un dato preocupante.
Si además sumamos, entre otras formas de soledad, la de quienes
están ingresados en los hospitales o la de las familias con miembros
con una enfermedad mental grave, por ejemplo, descubrimos lo acuciante de reflexionar para buscar el modo de aliviar tanta soledad.
Es necesario confiarse a la Madre, nos recordaba el papa Francisco, que es «el remedio a la soledad y a la disgregación. Es la
Madre de la consolación, que consuela porque permanece con quien está solo». Pero además la Virgen sabe que para consolar
no son suficientes las palabras, se necesita la presencia, y ella
está presente como madre. Dejémonos guiar por ella.
