domingo, 13 de mayo de 2018

PONERSE DE PUNTA EN BLANCO


La Pascua es un tiempo especial, tiempo de fiesta y para las fiestas una se pone de punta en blanco, elegante al máximo. Hoy es una de esas fiestas que reclama ponerse de punta en blanco, pues como dice el refrán: “tres jueves hay en el año que relucen más que el sol Jueves Santo, Corpus Christi y el día de la Ascensión”… aunque al menos en nuestro país, ya no se celebre en jueves.
Volvamos al dicho inicial: ¿sabéis que la frase original era “ir armado de punta en blanco” y que tenía que ver más que con la elegancia en el vestir, con la disposición a la lucha y a la batalla? Eso cuadra muy bien con el Evangelio y la fiesta de hoy: Jesús se va corporalmente de la tierra en que se encarnó y deja a sus seguidores y seguidoras con la tarea de predicar su evangelio, de echar demonios (todo aquello que separa, divide, incita al mal… ¿te suena?), hablar nuevas lenguas que unan y no que dividan, imponer manos para sanar, cuidar, levantar, empujar… ¿No os parece que esto requiere ir de punta en blanco?
Y como dice uno de los himnos litúrgicos del día: “No, yo no dejo la tierra, no, yo no olvido a los hombres. Aquí yo he dejado la guerra, arriba están vuestros nombres”.
Confiados en su amor y en su fuerza, aquí continuamos la tarea de ser otros Cristos para el mundo. A veces, toda una batalla, para la que sí merece la pena ponerse de punta en blanco.

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