domingo, 6 de mayo de 2018

FIRMAR UN CHEQUE EN BLANCO


Todos sabemos lo arriesgado que es firmar un cheque en blanco… ¡¡¡ufff! El que lo recibe puede anotar cualquier cosa, una cantidad desorbitada… y el que lo ofrece puede que tenga que empeñar toda su vida en pagar aquello. No firmamos un cheque en blanco a cualquier persona, solo a quienes llamamos amigos, amigas de verdad, porque sabemos que no nos van a pedir más de lo que podemos dar y porque a esas personas amigas nos sale espontáneo dar todo lo que somos con alegría.
Pues eso es lo que hoy dice Jesús: ¡que somos sus amigos y que por nosotros firmó un cheque en blanco, dio la vida entera! Somos sus confidentes y nos ha revelado todos sus secretos. Podemos pedir al Padre en su nombre cualquier cosa. Solo nos pide algo: que también amemos a los hermanos y hermanas que va poniendo en nuestro camino.
Es como una cadena: el Padre ama al Hijo y lo envía. Éste le ama y permanece en el Padre. El Hijo nos ama como ama al Padre y guarda sus mandamientos. Amar a Jesús es guardar sus mandamientos, o mejor, su mandamiento: el amor. Es la vivencia-termómetro más clara: la que demostrará el grado de amor que tenemos a Dios, ese Dios que ha firmado un cheque en blanco para cada uno de nosotros y nos pide que hagamos lo mismo.

acompasando.org