domingo, 7 de enero de 2018

Comentario Evangelio del domingo 7 de enero de 2018 - Bautismo del Señor- (Mc 1, 7-11)

         Con el Bautismo del Señor concluye la consideración de los misterios de la infancia de Jesús, su vida de silencio en Nazaret dedicado a la familia y al trabajo. En el Bautismo del Señor en el Jordán se nos manifiesta un profundo significado teológico, pues se revela la identidad de Jesús como Mesías, Hijo de Dios, y la naturaleza de su misión.      
      San Juan Pablo II quiso que cada jueves, en el rezo del rosario, entre los misterios luminosos, que revelan el Reino ya presente en la persona misma de Jesús, contemplemos, en primer lugar, el Bautismo en el Jordán. Y escribió: “En él, mientras Cristo, como inocente se hace "pecado" por nosotros, entra en el agua del río, el cielo se abre y la voz del Padre lo proclama Hijo predilecto, y el Espíritu desciende sobre Él para investirlo de la misión que le espera” (Rosarium Virginis Mariae, 21).      
      Mezclado entre la multitud que acude al Jordán, Jesús se presenta ante Juan el Bautista para recibir un bautismo de penitencia. Juan, el último y más grande de los profetas enviado por Dios para preparar la venida del Reino, se da cuenta de que se va a realizar ante sus ojos un acontecimiento extraordinario. El bautismo de Juan era un rito externo. Los que lo recibían en las aguas del río reconocían la necesidad de cambiar de vida. Pero Jesús, el Mesías, tiene intención de llevar sobre sus hombros el peso de los límites y de las miserias de toda la humanidad.      
   El Bautismo del Señor es fundamentalmente un encuentro. Se encuentran la voz que clamaba y la Palabra; el precursor y el Hijo amado; el testigo de la luz y la luz que ilumina a todo hombre. Cristo, que es el inocente, se une a una multitud de pecadores.      
    En el Bautismo del Señor el Padre nos habla, el Hijo se manifiesta y el Espíritu Santo desciende. El Hijo Jesucristo es eternamente amado por el Padre y él quiere transmitirnos esta experiencia y su eterna respuesta de amor.      
"Sumerjámonos en el agua" que es la que regenera y nos da la vida. Vida para compartir en este inicio de año. Vida para esparcir y regar. Vida que se hace canto y que necesita de gente buena, como Juan el Bautista.

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