domingo, 24 de septiembre de 2017

Solemnidad de Nuestra Señora de la Merced

En el día de hoy celebramos en la ciudad de Jerez la Solemnidad de Nuestra Señora de la Merced, patrona de la misma.
Entre las familias religiosas dedicadas con el vínculo especial a la Madre de Cristo, se encuentra la Orden de Nuestra Señora, la Virgen María de la Merced, que fundó San Pedro Nolasco (+1256) para la redención de los cautivos cristianos, en el año 1218, en Barcelona, después de haber consultado a San Raimundo de Peñafort (+1275) y a Jaime I (+1276), rey de Aragón.
La Santísima Virgen es venerada con el título «de la Merced», sobre todo en los territorios de Aragón y Cataluña, y en muchos lugares de la América latina.
La imagen de la Virgen de la Merced viste totalmente de blanco; sobre su larga túnica lleva un escapulario en el que está impreso, a la altura del pecho, el escudo de la orden.
Un manto blanco cubre sus hombros y su larga cabellera aparece velada por una fina mantilla de encajes.
En unas imágenes se la representa de pie y en otras sentada; unas veces se muestra con el Niño en los brazos y otras los tiene extendidos mostrando un cetro real en la mano derecha y en la otra unas cadenas abiertas, símbolo de liberación.
La iconografía usada para representar a esta Virgen de la Merced, es aquella cuya vestimenta es su manto (a partir del siglo XVI, con el hábito de la orden de la Merced), mientras ora o cobija bajo él a un grupo de presos cautivos, pero también a santos, o personas de todas las clases sociales.
Las oraciones para esta Eucaristía, teniendo en cuenta la finalidad para la que fue instituida la Orden mercedaria, celebra en primer lugar a Cristo, «Redentor de los hombres, que «nos mereció con su Sacrificio» «la verdadera libertad de hijos».
Luego conmemora a la Santísima Virgen que, por ser la esclava del Señor (cf. Lc 1, 38) y estar totalmente entregada a la obra del Hijo redentor (cf. LG 56), es llamada con razón «Dispensadora de los tesoros de la redención».
En la Misa la Santísima Virgen es celebrada como:

- nueva Judit, ya que, así como la antigua Judit, con gran valentía, liberó al pueblo del asedio de Holofernes, así María, luchando contra la Serpiente primordial, trajo el bien al pueblo de Israel y a toda la Iglesia (cf. 1ª Lectura 15, 8-10. 14; 16, 13-14);

- profetisa de la redención de Israel, ya que, convertida en voz de su pueblo, proclamó la grandeza del Señor, que, acordándose de su misericordia, había auxiliado a Israel, redimiéndolo de la esclavitud del pecado (cf. Antífona de entrada, Lc 1, 46a. 54-55a);

- asociada a la Pasión de Cristo, ya que la Santísima Virgen, que estuvo junto a su Hijo desde su «humilde Nacimiento»; estuvo también «asociada a su Pasión junto a la Cruz»; con razón, pues, se toma para la lectura evangélica el texto de San Juan sobre la presencia de la Virgen junto a la Cruz del Señor (Evangelio, Jn 19,25-27);

- Madre amantísima, que el Señor nos concedió misericordiosamente, y que «cuida siempre con afecto materno / a los hermanos de su Hijo que se hallan en peligros y ansiedad, / para que, rotas las cadenas de toda opresión, / alcancen la plena libertad del cuerpo y del espíritu» (Prefacio);

- abogada nuestra (Prefacio) y celestial patrona (Oración después de la comunión); María, en efecto, «elevada a la Ciudad celeste» (Prefacio), intercede constantemente por nosotros.


Los textos de esta Misa se han tomado del Proprium missarum Ordinis beatae Mariae Virginis de Mercede, Curia General de la Orden, Roma 1976, pp. 26-28. 50.

Recuerda acompañar a la patrona esta tarde a las 18:30 desde la Basílica de la Merced.

Antonio Luis Sánchez Álvarez,
párroco.

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