La oración es una espera del Señor con la puerta abierta y la candela encendida. Haz todos los días unos minutos de oración para poner tu corazón en sintonía con Dios, unos minutos para escuchar a Dios y a los hermanos, unos minutos para atender a los más pobres.
Aquí estoy, Señor. Aguardo tu venida. Con el oído atento para oír tu voz. Con el corazón preparado para el encuentro.
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