lunes, 30 de enero de 2017

Retiro diocesano de catequistas

El pasado sábado cinco catequistas de nuestra parroquia asistimos al retiro organizado por la delegación de Catequesis de nuestra diócesis.

Fue una experiencia maravillosa. La labor del catequista es esencial en nuestra comunidad parroquial, pero no podemos desarrollarla adecuadamente si no estamos unidos a la fuente de toda felicidad que es Jesús. La relación personal con Dios es absolutamente esencial para poder transmitir luego a nuestros niños y niñas el amor de Dios. No podemos transmitir lo que no experimentamos, por eso es importante no perder el norte y saber siempre dónde se encuentra la fuente de nuestra felicidad. Conviene no perder de vista seis breves avisos:

1.- Pégate a la realidad: Hemos de aprender a escuchar la voz de nuestro Señor en las plazas o en el taller del alfarero, porque es entre los hijos de los hombres donde prefiere pronunciarla.

2.- Despierta tus oídos: Su voz puede resonar como el rugido de un león o como el rumor de un silencio tenue.

3.- Vive a la vez alerta y tranquilo: Si le abres, entrará y cenará contigo. Si le dejas, te llevará al desierto para hablarte al corazón o para atraerte violentamente con las correas de su amor.

4.- Cuida tu corazón y escúchale: porque su voz te indica los caminos de vuelta a tu casa, a ese centro de ti mismo, donde eres más tú que en lo que haces o piensas.

5.-Adéntrate en otra sabiduría: disponte a dejar atrás como un manto viejo, tus propios saberes y certezas. La semilla del Reino crece sin que tú sepas cómo y aunque las cañadas que atraviesas te parezcan oscuras, puedes confiar en que tu pastor sabe a dónde te lleva.

6.- Acoge tu nombre único: lo tiene tatuado Dios en la palma de su mano y te lo entrega grabado en una piedrecita blanca, como tu modo irrepetible y singular de vivir en comunión de vida con él.


Estas palabras de la teóloga Dolores Aleixandre que ella titula: Seis avisos para aprendices de místicos, guiaron nuestras reflexiones. Qué bueno poder disponer de estos momentos de convivencia y oración. Desde aquí mi agradecimiento a todos los que lo han hecho posible.

Mamen Casas