Hoy celebramos a todos los millones de personas que han llegado al
cielo, aunque sean desconocidos para nosotros. Santo es aquel que ha llegado al
cielo, algunos han sido canonizados y son por esto propuestos por la Iglesia
como ejemplos de vida cristiana.
Comunión de los santos
La comunión de los santos, significa que ellos participan activamente en la
vida de la Iglesia, por el testimonio de sus vidas, por la transmisión de sus
escritos y por su oración. Contemplan a Dios, lo alaban y no dejan de cuidar de
aquellos que han quedado en la tierra. La intercesión de los santos significa
que ellos, al estar íntimamente unidos con Cristo, pueden interceder por
nosotros ante el Padre. Esto ayuda mucho a nuestra debilidad humana.
Su intercesión es su más alto servicio al plan de Dios. Podemos y debemos
rogarles que intercedan por nosotros y por el mundo entero.
Aunque todos los días deberíamos pedir la ayuda de los santos, es muy fácil
que el ajetreo de la vida nos haga olvidarlos y perdamos la oportunidad de
recibir todas las gracias que ellos pueden alcanzarnos. Por esto, la Iglesia ha
querido que un día del año lo dediquemos especialmente a rezar a los santos
para pedir su intercesión.
Este día es una oportunidad que la Iglesia nos da para recordar que Dios
nos ha llamado a todos a la santidad. Que ser santo no es tener una aureola en
la cabeza y hacer milagros, sino simplemente hacer las cosas ordinarias
extraordinariamente bien, con amor y por amor a Dios. Que debemos luchar todos
para conseguirla, estando conscientes de que se nos van a presentar algunos
obstáculos como nuestra pasión dominante; el desánimo; el agobio del trabajo;
el pesimismo; la rutina y las omisiones.