lunes, 4 de julio de 2016

En verano, también discípulos de Jesús

Llega el tiempo de vacaciones, el curso ha terminado. Las convivencias y  los encuentros de final de curso son parte de este mes que hemos finalizado como tiempo de reflexión, de ver todo desde otra perspectiva, de cambio, de renovación.., de tomar nota para el próximo curso…
Es una forma de iniciar el proceso de descanso, de vacaciones.

Que no nos olvidemos de Jesús en nuestras vacaciones, y que su gracia y su paz  habite en nuestros corazones y se difunda a través de nuestra vida con quienes estemos y donde estemos pasando estos meses porque esta Paz es la que llena el corazón de alegría y es medicina para el descanso y la paz.

Aprovechemos este tiempo de más sosiego, para realizar esa conversión misionera y pastoral de la que nos habla el Papa Francisco, que ni es restauración ni modernización. La conversión misionera y pastoral se realiza cuando volvemos a los orígenes, cuando la orientación de fondo de nuestra vida se pone bajo el signo de la esperanza, cuando el encuentro con el Señor es absoluto y así renovemos nuestra vida de discípulos.
Sintámonos todos y todas invitados a dar a conocer a Jesucristo, siendo luz y sal de la tierra, siendo:
1. Cristianos valientes. No tengamos miedo de decir que Dios quiere a los hombres y que Jesucristo es el único Salvador.
2. Cristianos profundos. Consolidemos nuestras convicciones. Vivamos teniendo la seguridad de que Jesús es verdad y es la Verdad, es camino y es el Camino, es vida y es la Vida.
3. Cristianos agradecidos y con coraje. Hemos recibido mucho. Además somos miembros de la Iglesia; con pecadores, pero con muchos santos, ¿quién da más?
4. Cristianos íntegros. No vivamos cobardemente la fe. Debemos dar razones de la misma, pero teniendo la seguridad de que nadie puede presentar otra cosa mejor.
5. Cristianos orantes. Recemos mucho más cada día, a solas, en casa, en la iglesia. Es un buen aconsejo, que aseguremos la Misa los domingos.
6. Cristianos testigos. Que nuestras palabras estén avaladas por la vida que hacemos, hagamos el bien que podamos.
7. Cristianos verdad. Para ello hay que tener cada día más vivas las medidas de Cristo en cada uno de nosotros.
8. Cristianos fundados en el amor y en la bondad de Dios. Entreguemos la vida desde este fundamento.
9. Cristianos miembros vivos de la Iglesia. Amemos a la Iglesia que nos entregó lo mejor de nuestra vida: la vida de Dios; ella es nuestra familia.
10. Cristianos con esperanza y llenos de alegría que nos dejamos orientar por la Palabra de Dios. Dejémonos envolver por el misterio de la Eucaristía, gocemos con el perdón del Señor y sintamos la fuerza y la belleza de vivir junto a otros como nosotros.

Inspirado en blogs.periodistadigital.com