jueves, 21 de abril de 2016

Las pequeñas muertes cotidianas

«Me envolvían redes de muerte, me alcanzaban los lazos del Abismo, caí en tristeza y angustia» (Sal 116, 3)

Cada vez que cedemos a lo conveniente, sacrificando lo justo. Cada vez que el amor se apaga. Cada vez que un adiós es para siempre. Cada vez que decimos palabras hirientes que no tienen vuelta atrás. Cada vez que, buscando a Dios, encontramos un silencio despoblado. Cada vez que sepultamos la verdad tras la fachada de lo útil. Cada vez que es el odio o el despecho lo que guía nuestras acciones. Cada crítica innecesaria, que solo aporta dureza al mundo. Cada vez que pasamos de largo, sin mirar a la cara del hermano herido, acaso por llegar temprano al templo. Todas esas veces, tú vendrás a buscarnos.


¿Cuáles son tus pequeñas muertes cotidianas en esta etapa de la vida?

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