lunes, 7 de marzo de 2016

Fortaleza interior



Nunca deja de sorprenderme la asombrosa capacidad que tenemos para, después de cada caída, volvernos a levantar. Algunas veces lo conseguimos pronto, otras, tardamos un poco mas.   

Pensamos con frecuencia que esta vez no podremos, que el golpe nos hirió muy profundo, que desfallecemos y no podremos. Pero pese a todo, aunque sea cojeando o trastabillando salimos a flote y continuamos nuestro camino. 

Siempre hacia adelante, nos levantamos y avanzamos, al principio débiles, temerosos, inseguros; hasta que poco a poco vislumbramos un rayito de esperanza, volvemos a sentir ilusión, nos fortalecemos, aprendemos, interiorizamos e inclusive logramos volver a sonreír.

Somos  como las rocas, que el mar bravío golpea sin cesar y permanecen ahí, bien afianzadas.

Somos como los árboles, que pese a la fuerza del viento, el calor o las frías nevadas, hunden con fuerza sus raíces y no cesan de crecer.

Somos como las semillas, en apariencia frágiles, pero que guiadas por el viento encuentran terreno fértil, y son capaces de germinar.

Y cada golpe, cada caída, cada pérdida, cada desilusión, cada contratiempo, cada inconveniente, cada experiencia, cada dificultad, cada tristeza, cada dolor, cada circunstancia, nos moldea, nos enseña, nos fortalece, nos ayuda a crecer y madurar y nos acompaña en el camino.

Extraído de Atrévete a sonreir...