sábado, 8 de agosto de 2015

Comentario Evangelio del domingo 9 de agosto (19º tiempo ordinario, ciclo B) - Jn. 6, 41-51

Seguimos en la lectura del Evangelio de Juan con los ecos del signo de la multiplicación del pan para la multitud que hizo Jesús.

Estos ecos son reflexiones teológicas sobre el significado de la persona de Jesús para el creyente.

Estos ecos son elaboraciones de la propia comunidad en contexto de disputa con los judíos que no han aceptado a Jesús y no forman parte de la comunidad, aunque unos y otros son judíos.

El primer eco gira en torno al origen de Jesús. Para la comunidad, Jesús resucitado pertenece a la esfera de Dios. Resumirían diciendo: "bajó de Dios y ha subido con él”. La eucaristía es el "pan bajado del cielo". Esto resultaba escandaloso para los demás judíos. Por ello este diálogo de "besugos" entre Jesús y ellos.

El segundo eco, el círculo hermenéutico en Juan: El Padre-Jesús-el creyente. Es una dinámica de comunión circular entre estos tres "nódulos". Por la fe se incorpora el creyente en este círculo espiritual.

El tercer eco es la referencia al Antiguo Testamento en la figura de Moisés y el maná. Se traen a colación para apología de la fe de la comunidad. Jesús es el nuevo Moisés y la eucaristía es el nuevo maná. Es una reflexión teológica articulada en un diálogo muy elaborado un tanto artificial entre Jesús y los judíos.

Y podemos considerar los siguientes puntos:

1º punto: Para tener fe en Jesús hay que abrirse a él y confiar.

2º punto: Jesús resucitado está en Dios. Vino a nosotros y ahora está con él.

3ºpunto: Pero Jesús "baja" a nosotros dándosenos como alimento en la eucaristía.

4º punto: Al tomar el pan nos unimos a él, a Dios Padre y entre nosotros.

5º punto: La vida humana así adquiere sentido y se plenifica.

6º punto: Contemplaremos la realidad de la vida de un modo nuevo: desde la conciencia transpersonal.



Marcelino Sánchez sj