sábado, 29 de agosto de 2015

Comentario Evangelio del domingo 30 de agosto (22º tiempo ordinario, ciclo B) - Mc. 7, 1-8; 14-15; 21-23.


Leyendo el evangelio de Marcos de este domingo podemos encuadralo en la temática: Jesús y la Ley.
De entrada unos considerandos:
1º Preámbulo: Según historiadores críticos, el contexto, en la época de Jesús era de pluralidad y amplitud en la observancia de la Ley mosaica. No había uniformidad en su interpretación. Tenemos constancia de muchos grupos, unos legalistas y tradicionalistas, entre ellos los fariseos y otros no.
2º Preámbulo: El texto está compuesto cuando ya las comunidades cristianas están en proceso de separación definitiva del judaísmo. Sin duda hay reflejo en la elaboración de todo el evangelio de esta oposición y del distanciamiento progresivo.
3º Preámbulo: En una primera lectura, de entrada, Jesús aparece como transgresor de la Ley. Puede ser que en este punto de la pureza ritual, Jesús así lo fuera.
4º Preámbulo: En el conjunto de su vida, Jesús no fue un transgresor del judaísmo, sino un interpretador de la ley (se trae a colación los textos proféticos de Isaías).  En algunos puntos rigorista, como en el del divorcio, y en otros laxo como el de la pureza ritual. En conjunto, Jesús fue un judio piadoso y observante de la Ley, aunque relativizador de ella en algunos aspectos.
 
 
Entonces podemos considerar los siguientes puntos:
1º punto: Jesús, con respecto a la legislación sobre la pureza ritual, fue al fondo de la cuestión: la limpieza ha de ser del corazón.
2º punto: Para nosotros, como pedagogía y aprendizaje son necesarias las normas y leyes.
3º punto: Para la convivencia civil y religiosa son necesarias el mínimo de leyes para convivir pacíficamente.
4º punto: Lo fundamental de la ley es dejarse llevar por el Espíritu de Dios que habla dentro de cada uno.
5º punto: En todo caso, el Espíritu es el que ha de inspirar las normas y leyes.
6º punto: Por ello, autonomía frente a heteronomía para conducirse como adulto en la vida espiritual.
7º punto: La ley fundamental es el amor.
 

Marcelino Sánchez sj