En tiempo ya de la Semana Santa, la época más importante para la fe cristiana, la cabeza y el corazón se vuelcan en la Pascua de Jesús Crucificado-Resucitado. En este tiempo, como nos enseña el Evangelio y San Pablo, la Sabiduría de Dios se nos revela desde Jesús en la Cruz. Es la Ciencia del Crucificado,
basada en la entrega-pobreza desde el amor y su justicia liberadora con
los pobres, que se opone al pecado y al mal del mundo, esto es, al
egoísmo y sus ídolos del poder y la riqueza, de ser rico. Tal como se
ejemplifica, en esa época, en el pensamiento y sistema del poder judío y
romano.
Como nos muestra la teología y la Iglesia, para una comprensión adecuada de la fe, la muerte y Pascua de Jesús no se puede separar del resto de la vida (mensaje y acción) de Jesús. Una vida de entrega y servicio a lo que fue su causa y proyecto central, el Reino de Dios. Esto es, el sueño y plan que tiene para la humanidad el Dios Padre con Entrañas Maternas, el Dios Amor
y su misericordia, paz y justicia liberadora con los pobres de la
tierra. El Dios que, en Jesús, se manifiesta e interviene en la historia
para salvarla y liberarla de todo pecado, mal e injusticia. Es el Dios
de toda la humanidad con su amor y justicia universal para todo ser humano, el Dios de la vida y vida eterna.
El Dios que, por tanto, como se nos muestra en la vida de Jesús Pobre
y Crucificado, realiza su salvación liberadora desde y con aquellos a
los que se les niega esta vida fraterna, de amor y justicia, que son víctimas
del pecado y del mal, del egoísmo con su dioses del poder y la riqueza.
Es decir, desde el amor, paz y justicia con los pobres, oprimidos y
excluidos del mundo. Por todo ello, como nos enseña el Evangelio en esa carta magna de la vida cristiana y moral que son las Bienaventuranzas, Jesús fue perseguido y crucificado:
por su vida de pobreza y amor, paz y justicia con los pobres de la
tierra; frente a toda injusticia, mal y pecado de poder, de codicia y
riqueza. Los poderes y pecado del mundo de aquel y de todo tiempo, como
eran el poder judío alrededor del templo e imperio romano, no soportan
al Dios verdadero que ama y da vida en la justicia con los pobres. Estos
poderes con sus sistemas injustos prefieren adorar a los ídolos del
poder y la riqueza.
Y ya se sabe, a quién cuestiona y se opone al des-orden establecido
en el pecado, el mal e injusticia, sencillamente, se le persigue,
calumnia y elimina. A quien busca y anuncia la verdad, el bien y la
belleza, al Dios que da vida en el amor y la justicia con los pobres, se le asesina y crucifica.
La Cruz y Jesús Crucificado nos revelan que la Ciencia y Sabiduría de
Dios, su salvación liberadora, se realiza en la vida de pobreza, de amor
y justicia con los pobres; frente al falso dios que nos ofrece el poder
y la riqueza, los ricos y los poderosos-élites de este mundo que lo que
causan es dominación, opresión e injusticia. La ciencia y sabiduría de la debilidad,
la vida santa en pobreza-amor y su justicia liberadora con los pobres,
es el vigor de Dios. Contra la falsa fuerza del poder, de la riqueza y
violencia que causan víctimas, pobres y oprimidos. El seguimiento y vida
de Jesús Pobre y Crucificado, víctima y mártir por la justicia liberadora con los pobres, nos da la Resurrección.