Contemplamos
el relato del Evangelio de Juan. Este evangelista hace su propia
reflexión sobre las tradiciones de la tumba vacía, que los sinópticos
aportan y se centra en:
- El “sepulcro vacío” es un signo negativo.
- Significa que no está el cuerpo.
- Pero es un signo que “abre” a otra posibilidad, a otra dimensión y plantea interrogantes.
- Se reelee el signo de la “tumba vacía” a la luz de las Escrituras.
- Jesús ha de estar vivo. Esta evidencia es de fe, no la pueden demostrar ni manipular. Pero es real, no es una imaginación suya.
- La vida de Jesús va más allá de la historia, es “metahistórica”.
- Jesús pertenece ya al ámbito de Dios.
- Los discípulos cambian de actitud. Son testigos del Señor Jesús. Se lanzan a la predicación del Reino de Dios.
Marcelino Sánchez sj