Este relato de Marcos es un sumario del comienzo de la
vida activa de Jesús
Pretende expresar
externamente lo que ha debido ocurrir internamente en él.
En primer lugar, el Espíritu
ha conducido a Jesús al desierto.
El desierto es un lugar áspero,
incómodo, de austeridad, de soledad, de silencio. Por tanto le lleva a la
oración y al discernimiento de vida.
Porque el desierto simbólicamente
es lugar de encuentro con uno mismo y con Dios.
Dicho de una forma sencilla
y fundamental, Jesús está “pisando” fondo en su vida, se está replanteando
todo.
Se pregunta sobre el sentido
global de su vida y existencia.
¿Qué hago con mi vida?
Consecuentemente tiene
tentaciones o dudas sobre su existencia y su vida.
La tentación (en positivo)
permite discernir y elegir entre una opción y otra que se presenta.
La tentación (en negativo)
es el propio mal que obviamente rechaza Jesús y que el texto personifica en
Satanás (hay que enmarcarlo en el universo simbólico cultural en su época).
Demonio significa “lo otro”. El mal en el ser humano es alienación.
Y en este proceso
existencial, la palabra de Dios viene a iluminar la vida para encontrar ese sentido
que se busca.
Aunque la misma Palabra no
suprime todas las dudas porque es una dinámica de fe, es decir, confianza y
entrega sin condiciones.
Y en esta misma dinámica es
necesario ponerse en oración para hallar a Dios en nosotros mismos. Él nos
habla en nuestro interior. Es también lo que se denomina "vocación".
El proceso en conjunto es la
"conversión a Dios", que ha de ser vivido en paz y en el
"corazón" de cada uno.
Entonces, Jesús se siente capacitado y se lanza en su misión por el Reino de Dios.
Jesús, en Galilea, se ha convertido en un predicador itinerante del
Reinado de Dios, va de pueblo en pueblo hablando, tratando con la gente y
ayudando al que lo necesita con gestos de curación, exorcismos y sanaciones.
Marcelino Sánchez sj