sábado, 21 de febrero de 2015

Comentario Evangelio del domingo 22 de febrero (1 de Cuaresma,ciclo B)


Este relato de Marcos es un sumario del comienzo de la vida activa de Jesús
Pretende expresar externamente lo que ha debido ocurrir internamente en él.
En primer lugar, el Espíritu ha conducido a Jesús al desierto.
El desierto es un lugar áspero, incómodo, de austeridad, de soledad, de silencio. Por tanto le lleva a la oración y al discernimiento de vida.
Porque el desierto simbólicamente es lugar de encuentro con uno mismo y con Dios.
Dicho de una forma sencilla y fundamental, Jesús está “pisando” fondo en su vida, se está replanteando todo.
Se pregunta sobre el sentido global de su vida y existencia.
¿Qué hago con mi vida?
Consecuentemente tiene tentaciones o dudas sobre su existencia y su vida. 
La tentación (en positivo) permite discernir y elegir entre una opción y otra que se presenta.
La tentación (en negativo) es el propio mal que obviamente rechaza Jesús y que el texto personifica en Satanás (hay que enmarcarlo en el universo simbólico cultural en su época). Demonio significa “lo otro”. El mal en el ser humano es alienación.
Y en este proceso existencial, la palabra de Dios viene a iluminar la vida para encontrar ese sentido que se busca.
Aunque la misma Palabra no suprime todas las dudas porque es una dinámica de fe, es decir, confianza y entrega sin condiciones.
Y en esta misma dinámica es necesario ponerse en oración para hallar a Dios en nosotros mismos. Él nos habla en nuestro interior. Es también lo que se denomina "vocación".
El proceso en conjunto es la "conversión a Dios", que ha de ser vivido en paz y en el "corazón" de cada uno.
Entonces, Jesús se  siente capacitado y se lanza en su  misión por el Reino de Dios.
Jesús, en Galilea, se ha convertido en un predicador itinerante del Reinado de Dios, va de pueblo en pueblo hablando, tratando con la gente y ayudando al que lo necesita con gestos de curación, exorcismos y sanaciones.

Marcelino Sánchez sj