sábado, 28 de febrero de 2015

Comentario Evangelio del domingo 1 de marzo (2º de Cuaresma,ciclo B)


En este relato de Marcos contemplamos la experiencia de la "transfiguración" de Jesús. Esta escena está recreada con diversos recursos simbólicos, es grandiosa. Quiere reflejar la "oración contemplativa" de Jesús al Padre.
Obviamente desde una lectura racionalista es una escena mítica. De todas maneras tampoco hay que caer en la lectura historicista ingenua.
Se trata de hacer una lectura "teológica" en la cual se recurre a elementos simbólicos para expresar la experiencia orante contemplativa que es inefable y se sale del marco referencial objetivista ordinario.

Empezamos por el "marco teológico" del relato, Jesús se presenta a los discípulos revestido de la "gloria" del mismo Dios. Al mismo tiempo, Elías y Moisés, que según la tradición, han sido arrebatados a la muerte y viven junto a Dios, aparecen conversando con él. Todo invita a contemplar la condición divina de Jesús, crucificado por sus adversarios, pero resucitado por Dios Padre.
Y ahora constatamos algunos elementos simbólicos importantes:
1. La montaña. Es el lugar del encuentro con Dios. Como Moisés en el Sinaí que se encontró con Yahvé. Pues entonces Jesús en el Tabor.
2. La luz. Elemento fundamental de la vida. La experiencia orante es de iluminación interior. Quiere expresar que Jesús estaba iluminado por Dios.
3. Los personales: Moisés y Elías son como la quinta esencia del Antiguo Testamento. Moisés, el legislador de Israel y Elías, el profeta. Pero Jesús es mayor que ellos y le respaldan.
4. La teofanía "la voz de Dios Padre" confirma la filiación de Jesús. La misión de Jesús está respaldada por Yahvé.
5. El silencio mesiánico: "No contéis a nadie". Jesús quiere un mesianismo discreto, no triunfalista. "Dios es el que dirá".
6. La premonición de la cruz. La experiencia está enmarcada en la "hoja de ruta" de Jesús de viajar a Jerusalén para la Pascua. Y por los problemas que ha tenido con las autoridades religiosas en Galilea y Judea y lo sucedido con Juan Bautista, Jesús prevee su final trágico. Aunque todo ello en la Providencia de Dios Padre.



Marcelino Sánchez, sj