sábado, 3 de enero de 2015

Comentario homilético – 2 Domingo de Navidad – Ciclo B


En este segundo domingo de Navidad proclamamos, al igual que la misa del día de navidad, el prólogo del Evangelio de Juan.
Juan no trae relatos de la infancia de Jesús. En su lugar pone un prólogo teológico, una prosa poética que quiere ser una reflexión teológica de toda la vida de Jesús.
Subyacente a esta reflexión teológica está la filosofía y la antropología de la época helenística y judía, la de hace dos mil años. Y éste es su condicionante fundamental.
El autor y la comunidad joánica han inculturado la fe cristiana en su contexto y en su pensamiento. Es una reflexión teológica sobre la persona de Jesús con seis elementos simbólicos..
Desentrañamos del texto esas imágenes, símbolos y conceptos que el autor usa aplicándolos a Jesús para comprender lo que quiere decir:
1º El Principio (arché) de todas las cosas que buscaban los antiguos filósofos, desde los presocráticos hasta los neoplatónicos es Cristo-Jesús.
2º La palabra, la comunicación que usamos para relacionarnos que es fundamental en nuestra humanización. Cristo-Jesús es la voz de Dios.
3º La luz que nos permite ver y vivir. Cristo-Jesús ilumina nuestra existencia.
La “carne”, nuestra humanidad, nuestra corporalidad, mediación para los demás. Jesús es uno de nosotros.
La vida misma humana nuestra es símbolo del camino de seguimiento de Jesús como discípulos.
6º Nuestro hogar, la casa que habitamos. Dios ha puesto su tienda entre nosotros.
Con esta reflexión el evangelista y la comunidad joánica pretenden explicar que Jesús es la salvación de la humanidad.
A nosotros nos toca hoy, inculturar nuestra fe en Jesús con las categorías actuales. Algunas son las mismas, otras están cambiando y otras son nuevas. Para que nuestra fe hoy día sea significativa a nuestro mundo tenemos una gran tarea por delante.
 
Marcelino Sánchez sj