sábado, 31 de enero de 2015

Comentario Evangelio del domingo 1 de febrero (4 tiempo ordinario, ciclo B) - Mc. 1, 21-28

Hay que enmarcar, en primer lugar este relato de Marcos en su contexto:

Jesús en Galilea se ha convertido en un predicador itinerante del Reinado de Dios, va de pueblo en puebloSu actividad tiene dos aspectos: sus palabras y los gestos que la acompañan. Esos gestos son de liberación y curación.

En esta escena concreta en la sinagoga de Cafarnaúm contemplamos un exorcismo. Con este gesto de sanación se le reconoce a Jesús autoridad propia. También por ello Jesús va adquiriendo fama entre la gente. 

En la escena del exorcismo se evidencian las patologías psicológicas, los miedos y males inexplicables y las enfermedades mentales que en la cosmovisión judía de ese tiempo eran interpretadas como posesiones de espíritus malignos y satánicos y eran motivo de marginación y exclusión social.

Hoy día nosotros juzgamos estas situaciones de distinto modo. Aunque en el fondo, lo fundamental, igualmente se trata de una sanación y liberación, que es lo definitivo y lo que nos interesa.


Para nuestra consideración espiritual podemos reflexionar: 

1º punto: Se nos invita a abrir los ojos y descubrir el mal real de nuestro mundo, pecado, injusticia, maltratos, desesperanza de los pobres. ¿Vemos o no la maldad de la injusticia real de nuestro mundo?

2º punto: El Reino de Dios viene a nosotros. La palabra, el poder y la humanidad de Jesús sana, fortalece y libera.

3º punto: La autoridad de Jesús es su autenticidad, su apuesta por la verdad, su servicio al oprimido y al que sufre.

4º punto: El encuentro con Jesús es de liberación y sanación.



Marcelino Sánchez sj