Para
comprender bien el Evangelio de hoy hay que enmarcarlo en su
contexto:
Jesús
habla en parábolas para remover el ánimo del oyente y que se
interrogue acerca de su vida y de la acción de Dios que se espera
con la llegada del Reino.
La
parábola hay que entenderla como un todo y se pretende que se
deduzca una moraleja que ayude a profundizar en la comprensión del
Reino de Dios que llega.
Las
interpretaciones alegóricas de esta parábola no son felices, porque
se pueden deducir afirmaciones de que Dios no es "justo" o
que no trata a todos los hombres según justicia equitativa.
Esta
parábola es exclusiva de Mateo y cuenta una historia ficticia de un
dueño de una viña que busca jornaleros en el mercado, que los
contrata yendo por el pueblo a diversas horas y les paga lo mismo a
todos.
Obviamente,
como hemos dicho, no se puede valorar la parábola con la mentalidad
de la justicia distributiva (que aparece en el mismo texto en boca de
los jornaleros contratados por la mañana).
Por
tanto al oyente se le invita a deducir una moraleja que permanece de
alguna manera oculta en la “conciencia” del dueño de la viña y
se entrevé en sus palabras finales.
Por
ello nos podríamos preguntar: ¿qué pasa en nuestro corazón cuando
tenemos experiencia de amor gratuito?
Una
moraleja podría ser: Dios es gratuito, los hombres somos interesados
mercantilistas.
Otra
moraleja: Hacen falta unos mínimos bienes para vivir con dignidad,
todos los han recibido, pero lo fundamental no se compra, se vive por
dentro.
Marcelino Sánchez Vázquez, sj