SEÑOR,
No tenemos en nuestras manos
las soluciones para los problemas del mundo,
pero frente a los problemas del mundo
nos diste nuestras manos.
Sabemos que al final de la historia
nos encontraremos cara a cara contigo
y te presentaremos nuestras manos.
Manos curtidas por el trabajo,
arrugadas por el tiempo,
intactas por el desuso,
otras nutridas por la experiencia;
manos con historia, recuerdos, anécdotas;
manos llenas de nombres y cuántas más…
Señor, una cadena ininterrumpida de manos
nos trajo hasta aquí.
Hoy Tú nos invitas a comprometer
nuestras manos y nuestra vocación,
que aparece cuando nos damos cuenta
que no somos para nosotros mismos,
sino para los demás.
Somos instrumentos de una obra
en la que cooperamos
y quizás nadie verá ni será noticia;
pero Tú lo vas a ver en nuestras manos con amor
al final de la historia.
Jesús te pedimos que nos guíes
con amor, verdad y humildad,
para que podamos sembrar en otros
lo que en nosotros sembraste Tú.
No tenemos en nuestras manos
las soluciones para los problemas del mundo,
pero frente a los problemas del mundo
nos diste nuestras manos.
Sabemos que al final de la historia
nos encontraremos cara a cara contigo
y te presentaremos nuestras manos.
Manos curtidas por el trabajo,
arrugadas por el tiempo,
intactas por el desuso,
otras nutridas por la experiencia;
manos con historia, recuerdos, anécdotas;
manos llenas de nombres y cuántas más…
Señor, una cadena ininterrumpida de manos
nos trajo hasta aquí.
Hoy Tú nos invitas a comprometer
nuestras manos y nuestra vocación,
que aparece cuando nos damos cuenta
que no somos para nosotros mismos,
sino para los demás.
Somos instrumentos de una obra
en la que cooperamos
y quizás nadie verá ni será noticia;
pero Tú lo vas a ver en nuestras manos con amor
al final de la historia.
Jesús te pedimos que nos guíes
con amor, verdad y humildad,
para que podamos sembrar en otros
lo que en nosotros sembraste Tú.
Extraído de www.Reflejos de luz.net