En
esta Cuaresma, en este tiempo de preparación para la Pascua, un
tiempo especialmente favorable, apto para la conversión y el
crecimiento, ¿Por qué no nos proponemos crecer en el encuentro
hacia el hermano? ¡Estamos tan lejos los unos de los otros!
Necesitamos aproximarnos, sea nuestra Cuaresma una marcha hacia el
hermano.
Caminar
hacia el otro significa empezar a "conocerlo", toda su
verdad. No es nada fácil. Llevamos años enteros conviviendo con una
persona y no la conocemos. "¿Tanto tiempo con vosotros y aún
no me conocéis?". Sal a su encuentro.
-
Te encuentras con el otro cuando sientes y sufres y padeces y gozas
con él. Cuando haces tuyas las cosas del otro, como si fuese "tu
propia carne".
-
Te encuentras con el otro cuando sabes compartir con él tus bienes y
tus talentos, cuando compartes con él lo que tienes y lo que eres,
cuando tomas su carga, cuando cargas con él.
-
Te encuentras con el otro cuando unís vuestros sueños y
capacidades, cuando trabajáis juntos en un mismo proyecto, cuando
lucháis por unos mismos ideales, cuando cultiváis comunes
esperanzas.
-
Te encuentras con el otro cuando os queréis en amistad limpia, en
donación desinteresada, en unión progresiva hacia la comunidad.
-
Y te encuentras con el pobre cuando empiezas a ser pobre y a vivir
con los pobres y a luchar con ellos y a esperar como ellos. Encuentro
total.
Buen
camino, hermano. No es un camino de rosas. Necesitarás mucha
decisión y mucho corazón. Y necesitarás, sobre todo, que Alguien,
te acompañe y te dé su mano.
Pero
vale la pena. Si llegas a la meta, te encontrarás con Cristo
resucitado. Será la Pascua.