martes, 19 de marzo de 2013

Reflexión: EL PRIMER PAPA DE MUCHAS COSAS

Dios ha vuelto a “desmontarlo” todo superando cualquier pronóstico.
La Iglesia, toda la Iglesia, (porque a menudo se olvida que junto a los cardenales reunidos en el cónclave, estamos todos los demás en oración...) con la guía del Espíritu Santo, ha elegido a quien nadie esperaba ni podía esperar:
Un Papa latinoamericano designado por una inmensa mayoría europea, signo de la universalidad de la Iglesia y la gran necesidad de descentralizarla.
Un Papa de setenta y seis años, que donará a los jóvenes “la sabiduría de la vida para reconocer al propio Jesús”.
Un Papa no curial, sino un pastor humilde y sencillo que viajaba en transporte público y que renunció a vivir en el Palacio Arzobispal de Buenos Aires.
Un Papa que muestra una ternura especial con los pecadores y los más alejados, porque “Dios vive en medio de ellos”. Que tiene un hermoso pasado de amor a los pobres y de cuidar enfermos de noche.
Un Papa religioso: jesuita (por tanto sobradamente formado y preparado) y que vivirá sin duda el lema “en todo amar y servir” buscando siempre la mayor gloria de Dios y servicio de la Iglesia.
Un Papa que se presenta vestido de sotana, sin artificios ni adornos y que lleva el mismo pectoral sencillo con el que entró en el cónclave.
Un Papa que destaca por su sonrisa, su naturalidad y sus gestos espontáneos.
Un Papa que nos pide que oremos por el Obispo emérito de Roma, por él y por el mundo.
Un Papa que reza con las oraciones de los más sencillos.
Un Papa que se inclina ante la comunidad para recibir su oración intercesora antes de bendecirla.
Un Papa que ha elegido por nombre Francisco, el del santo de la pobreza y la paz, porque quiere “una Iglesia pobre y para los pobres” y porque la reforma nace de dentro.
Un Papa que fue pastor de los fieles del rito oriental en la capital argentina y como tal hace un guiño ecumenista llamándose a sí mismo Obispo de Roma.
Un Papa que habla de “comenzar un camino juntos: Obispo y Pueblo”.
Un Papa que nadie esperaba… ¡el que Dios ha querido para dar nuevos y “buenos aires” de esperanza a nuestra Iglesia y al mundo!
Ojalá este primer Papa de muchas cosas, ayude a cambiar las cosas en nuestra Iglesia y en nuestro mundo y que haya otras primeras.
Ana Palomo, CVX